Los derechos humanos son inherentes a todos los seres humanos, sin distinción alguna de nacionalidad, lugar de residencia, sexo, origen nacional o étnico, color, religión, lengua, o cualquier otra condición. Todos tenemos los mismos derechos humanos, sin discriminación alguna.
Los estados del país deben garantizar que se respeten los principios fundamentales de los derechos humanos como el derecho a no sufrir discriminación, violencia ni coacción y la libertad de creencias como también de expresión, tránsito y pensamiento.
“Los derechos humanos no deben ser un tema de moda, ni deben estar solamente en la academia. Los derechos humanos es darle a la sociedad las herramientas para vivir mejor y dignamente y es lo que queremos hacer”, así lo pronunció Kofi Annan, Premio Nobel de la Paz en 2001.
Aquí hoy, y ahora en México, debemos evitar que se siga polarizando a los sectores sociales hasta enfrentarlos. Somos un pueblo de paz, que desea seguir viviendo en la concordia para juntos avanzar y mejorar, pero esto no se logra a través de las riñas y agresiones que a diario ya se sabe quién las promueve.
Atajemos desde la sociedad organizada a quienes fragmentan derechos humanos de la comunidad e incluso promueven, ante sus carencias de pasión y emoción por servir desde las instituciones a través de ocurrencias, enfrentamientos que no conducen a mejoría alguna.
Y hagamos que a la CEDH, la CNDH y todos los organismos autónomos sea el INE, INEGI, INAI entre otros y sin descontar los estatales en Veracruz, sean respetados y sin intromisión alguna de cualquier otro poder o persona, llámese como se llame.
¡ES CUANTO!
