Marapez | ¿Garra felina o jugadores vendidos?

Candente está el caso del Cruz Azul y el periodista de ESPN, Héctor Huerta, luego que este último insinuara y casi afirmara que algunos jugadores del equipo fueron “tentados” por “alguien” para que bajaran su rendimiento en el juego de vuelta de la semifinal ante los Pumas de la UNAM y que desembocó en su eliminación.

“Hay varios jugadores que recibieron llamadas tentativas antes del partido de vuelta contra Pumas, se presentarán pruebas. Se viene un gran escándalo para Cruz Azul”, escribió y dijo Héctor Huerta.

Al saber del comentario, varios jugadores de la otrora máquina tricampeona se incomodaron, pegaron el grito al cielo y hasta se desgarraron las ropas pidiendo una disculpa pública de Héctor Huerta y que se retractara de su declaración porque de no hacerlo llevarán el caso a los tribunales.

Por su parte, el periodista deportivo no se inmutó por la advertencia de los jugadores cementeros, encabezados por José de Jesús Corona, de quien afirmó no tiene la calidad moral para reclamar, recordándole que el 7 de febrero de 2010 se vio involucrado en un pleito casi callejero en el que agredió salvajemente en un estacionamiento de un bar de Guadalajara a un joven de nombre Julio César Rivera.

Precisó que en aquella ocasión el arquero quiso que retiraran la demanda a cambio de una buena suma de dinero, cosa que quedó grabado cuando el papá de “Chuy” le pidió al papá del chico afectado que dijeran que se confundió y fue el primo de Corona el que lo golpeó.

Esa situación, afirma Héctor Huerta, le costó caro al portero cruzazulino, ya que fue marginado de la Selección Nacional cuando estaba en puerta el Mundial de Sudáfrica 2010.

Un año después, en mayo de 2011, el portero protagonizó otro bochornoso espectáculo al asestar un cabezazo en pleno rostro al preparador físico del Morelia, evidenciando una vez más un comportamiento y estilo violentos.

Por otra parte es verdad es que el periodista debe mostrar pruebas de lo que dijo porque no son suficientes la actitud mediocre, ruin, pasiva, ridícula, infame y ya ni sé qué calificativo aplicarle al equipo por la forma que jugó, y si bien dicen que no hubo arreglo, la manera que lo hicieron parece todo lo contrario, hasta los seguidores de La Máquina saben que en ese encuentro hubo algo extraño, muy extraño.

Y es que con todo respeto estimado lector, pueden ver los 4 goles que le anotó Pumas a Cruz Azul y se darán cuenta que rayó en lo increíble, en lo insólito.

La defensiva liderada por el “Cata” Domínguez y el uruguayo Pablo Aguilar dieron más facilidades que en una mueblería. Parecían espectadores viendo cómo se les venían encima y les anotaban uno tras otro.

Los jugadores niegan que se “vendieron”, aunque su rendimiento dejó mucho que desear, no tuvo nada que ver con el partido de ida en que arrasaron a los felinos y pusieron a soñar a su afición de que este año sí sería el bueno, pero en el choque de vuelta decepcionó como nunca antes.

En lo personal no creo que sea histórica la remontada de Pumas, ni es histórica su reacción, lo histórico esta vez fue la forma casi entregada con que algunos elementos del Cruz Azul jugaron dentro de la cancha, mostrando un lado negro del futbol que nunca antes vi. ¿O no?

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