El mayor opositor del rito romano, de la Misa tradicional en el Vaticano, junto con el cardenal Parolin, es monseñor Vittorio Viola, secretario del Dicasterio para la Liturgia, de conformidad con un amplio análisis divulgado en Francia:
– Viola es franciscano y lleva el anillo episcopal de monseñor Annibale Bugnini, el inventor del Novus Ordo.
– Viola fue el principal artífice del ‘Desiderio desideravi’, el intérprete estricto de la ‘Traditionis custodes’, y el partidario de todas las prohibiciones, la más reciente la celebración de la Santa Misa al final de la peregrinación de Covadonga.
– Esto le valió el apodo de ‘Monseñor Nada, Nada, Nada’ [nada, nada, nada].
– Viola es un producto del Pontificio Ateneo Sant’Anselmo de Roma, dedicado a la liturgia y en perfecta simbiosis con el Dicasterio para la Liturgia.
– Debe su carrera a monseñor Domenico Sorrentino, que fue secretario de la Congregación para la Liturgia y ahora es arzobispo de Asís.
– Viola es mucho más trabajador que su jefe, el cardenal Roche, que llegó a Roma porque los obispos ingleses ya no querían a este prelado incompetente que había conseguido arruinar la rica diócesis de Leeds en menos de cinco años.
– Viola, que odia el rito romano, se ha erigido en figura clave de su dicasterio.
– Está detrás de la prohibición sistemática de jóvenes sacerdotes cuyos obispos piden al Dicasterio para la Liturgia que les permita celebrar misa.
– Le dijo a monseñor François Touvet, obispo coadjutor de Fréjus-Toulon, que los nuevos sacerdotes que quisieran ordenarse para la Sociedad de Misioneros de la Divina Misericordia sólo podrían ordenarse según el Novus Ordo y sólo podrían celebrar según el Novus Ordo.
El Texto completo:
Las esperanzas cadenalicias de monseñor Viola
El Papa Francisco prepara su próximo consistorio y no lo oculta, lo que está turbuliendo el mundo de la Curia, en el que hay ambiciones discretas y otras menos. Éstas, muy visibles en el caso de monseñor Vittorio Francesco Viola, de 60 años, secretario del Dicasterio para el Culto Divino, no dejan de divertir en este despiadado mundo romano.
El franciscano, al igual que el cardenal Gambetti, arcipreste de Saint-Pierre, Vittorio Viola es un puro producto de la Universidad Saint-Anselmo, la Universidad romana dedicada a la liturgia, cuyo ambiente docente está en perfecta simbiosis con el Dicasterio del Culto Divino, y ofrece especialistas en liturgia reformada en todos los seminarios y universidades de Italia.
Animado por Mons. Sorrentino, que fue secretario del Culto Divino y hoy prelado de Pompeya, conocido por Francisco por haber organizado un muy publicitado almuerzo del Papa con los pobres en Asís, Vittorio Viola fue nombrado obispo de Tortona, antes de convertirse en el segundo. carácter del Culto Divino en 2021, en sustitución de Mons. Roche, que pasó a ser prefecto.
Cabe señalar que Viola venera al maestro de obras de la reforma litúrgica, Annibale Bugnini, cuyo anillo episcopal porta piadosamente.
Bugnini, secretario del Consilium que inventó y fabricó la reforma, luego se convirtió en secretario de la Congregación del Culto Divino. En resumen, Viola asumió el cargo de reformador, quien se burló del hecho de que los tradicionalistas dijeran que había hecho lo que Lutero no había logrado: destruir a la masa romana. Se dice, sin embargo, que este ascenso fue una decepción para Viola, que fue presentada como un joven lobo (tenía 55 años) con material suficiente para convertirse de repente en Prefecto de la nueva liturgia.
Mucho más trabajador que Arthur Roche (de quien se sabe en Roma debe su llegada a la curia a que los obispos de Inglaterra ya no lo querían por incompetente ya que en menos de cinco años había logrado arruinar la rica diócesis de Leeds, se erigió como figura clave de su dicasterio, que unos meses más tarde se convirtió en el organismo encargado de la eliminación de la liturgia tradicional deseada por la Carta Apostólica Traditionis custodes .
Se le da como principal colaborador de los sucesivos documentos emitidos por la Congregación, y especialmente como redactor de la Carta Apostólica Desiderio desideravi , del 22 de junio de 2022, sobre la formación litúrgica del Pueblo de Dios, que tenía la ambición de convertirse en la carta litúrgica del pontificado, pero que es sólo un producto de esta literatura anselmiana que se sirve en los cursos de seminario y en las conferencias litúrgicas.
¿Manipulador del más alto de sus superiores? Nosotros lo decimos.
Viola, que odia ideológicamente la liturgia antigua, se estableció como el intérprete maximalista de Traditionis custodes y textos posteriores. Entre otras cosas, de él emanan las prohibiciones sistemáticas contra los sacerdotes jóvenes para quienes sus obispos piden al Dicasterio la posibilidad de celebrar la misa tradicional, según el proceso ahora impuesto.
Así informó a Mons. Touvet, coadjutor-tutor del obispo de Fréjus-Toulon, que los nuevos sacerdotes que pedían ser ordenados para la comunidad de los Misioneros de la Divina Misericordia sólo podían serlo según el nuevo ritual de las ordenaciones y que debían luego celebre solo de acuerdo con el nuevo ordo. Cuando pronuncia tales ukases, Vittorio Viola se queda sin ilusión y suspira: “Aún lo dirán en su habitación”…
Antes de que lleguen días mejores en los que podrán volver a celebrarlo libremente, presentándose entonces como verdaderos héroes que supieron resistir. los excesos de los apparatchiks o más bien de los cortesanos de un mundo muerto.
En resumen, a pesar de todos sus buenos y leales servicios, Vittorio Francesco Viola cree poder recibir lo antes posible esta púrpura romana que debería haber llevado Annibale Bugnini, de venerada memoria, que desgraciadamente para él fue exiliado por el Papa Montini a una oscura nunciatura. .
Recordemos la reciente negativa a conceder misa según el usus antiquior en Covadonga con motivo de la clausura de la romería de » Nuestra Señora de cristiandad » por parte de quien es apodado «Mons. NADA, NADA, NADA» en burla de «TODOS». , TODOS TODOS” tan querido por el Papa Francisco: ¿será por eso que recibiría la púrpura?
Intrigas insignificantes en un momento en el que todo se derrumba y en el que sólo importa el sentido de la Iglesia y la búsqueda de su unidad en la verdad.
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