La curiosidad: una necesidad neurológica

“La curiosidad mató al gato”, dice un viejo refrán que se refiere a cuando alguien se interesa por algo que desconoce; ahora bien, la curiosidad no es algo negativo, es una emoción que sirve para entender, desenvolverse y adaptarse mejor en el mundo, dijo Manuel González, académico de la Facultad de Psicología de la UNAM.
También permite reconocer aspectos diferentes del ambiente, como un sonido, un olor o un color nuevos, un juguete o incluso una palabra distinta. Pero la curiosidad no solo pertenece a los seres humanos, sino que es natural en varias especies, principalmente mamíferos.
Surge desde la infancia, por eso se dice: “ese niño es muy curioso”, porque todo le llama la atención. Además, es un sentimiento innato, placentero y, a mediano plazo, saludable.
Conforme el pequeño se adapta, deja de ser curioso y pierde el interés por las cosas, porque el mundo se vuelve constante y aburrido, una emoción que puede causar trastornos, como la depresión.
Por eso, es importante mantener la novedad, y precisamente la curiosidad es útil neuropsicológicamente al fomentar la plasticidad cerebral, aumentar y mantener las conexiones neuronales e incluso prevenir el Alzheimer.

La curiosidad y el cerebro

Está relacionada con dos áreas cerebrales fundamentales:
El sistema dopaminérgico es una red de neuronas que utiliza la dopamina como neurotransmisor, es decir, la curiosidad se relaciona con el placer.
El mesencéfalo es una parte del cerebro que maneja las emociones y el aprendizaje, se comunica con la corteza cerebral donde está el juicio y el análisis, después, regresa a la zona media en el tálamo, donde se conjunta la mente y el cuerpo, es decir, distribuye la información desde la corteza a las diferentes partes del cuerpo, y viceversa.

En qué casos surge

Hay varios tipos de curiosidad. Por ejemplo, “cuando estamos en casa y escuchamos un ruido porque algo se cayó, pero no había nadie que lo tirara, entonces buscamos”.
Otro tipo es por aburrimiento. “Particularmente, cuando estamos en una sala de espera o en un embotellamiento, buscamos algo que atraiga nuestra atención”. En esos casos, la persona percibe algo diferente que no esperaba.
También aparece cuando se busca algo novedoso e incierto: ¿será o no será? De esta manera, se intenta aclarar la incertidumbre.
También intervienen otros factores, como la novedad y la complejidad, y la persona intenta encontrar qué hay detrás de un fenómeno.
Otro escenario es cuando se quiere investigar algo que no está permitido. Por ejemplo, el periodista de investigación tiene una curiosidad y trata de satisfacerla. Al ser un tema no permitido, se convierte en un factor de motivación.
También se trata de creatividad, como los pintores que buscan en su ámbito lo que ya se ha hecho antes porque quieren crear algo completamente diferente, incluso, aparece en los científicos que buscan el porqué de las cosas.
Lista de ideas destacadas:
La curiosidad como herramienta para el entendimiento y adaptación.
La importancia de la curiosidad en diferentes especies, no solo en humanos.
El impacto de la curiosidad en el desarrollo infantil y en la salud neuropsicológica.
La relación de la curiosidad con el sistema dopaminérgico y el mesencéfalo.
Diferentes escenarios en los que surge la curiosidad.

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