Erik y Lyle Menéndez mataron a sus padres en su mansión de Beverly Hills en 1989. En dos juicios distintos, ambos hermanos sostuvieron que mataron a Kitty y José Menéndez en defensa propia. Dijeron que su padre abusaba sexualmente de ellos y temían que él los matara.
Tras años de juicios, los hermanos fueron declarados culpables de asesinato en primer grado y condenados a cadena perpetua. Ambos están casados.
Lyle contrajo matrimonio por primera vez con Anna Eriksson, con quien estuvo casado entre 1996 y 2001, y con su actual esposa, Rebecca, en 2003. Erikse casó con su mujer, Tammi Saccoman, en 1999.
“El amor de Tammi me ha impulsado a ser mejor persona. Quiero ser el mejor marido posible para ella”, dijo Erik a PEOPLE en 2005.
“Y esto afecta a las decisiones que tomo cada día en la cárcel. Tammi me ha enseñado a ser un buen marido”.
En una entrevista con Dan Abram en ‘The Abrams Report’, Tammi por su parte, charló sobre su matrimonio. “Todo el mundo me cuestiona. Ya sabes, ¿está loca? ¿Está loca?”, contó.
“La única que me apoya es mi madre y su familia también. Pero aparte de eso, es muy difícil”.
Según información de L.A. Times ninguno de los dos hermanos tiene derecho a recibir visitas conyugales. “Tammi me ha enseñado a ser un buen marido. No hay sexo de reconciliación, sólo una llamada telefónica de 15 minutos”, contó Erik a People. “Así que realmente tienes que intentar que las cosas funcionen”.
Tammi reafirmó en su entrevista en MSNBC que la situación era complicada. “Es muy difícil”, confesó. “Pero recibo apoyo emocional de Erik. Es mi mejor amigo”.
En California existe un programa basado en las visitas de contacto que permite al recluso pasar tiempo con su cónyuge o familiares, pero los presos que hayan cometido un delito violento contra un miembro de la familia, como en el caso de los hermanos Menéndez, no son elegibles para recibir este privilegio.
El polémico caso de los hermanos revivió tras el estreno de “Monsters”, serie de Netflix por Javier Bardem (José Menéndez) y Chloë Sevigny (Kitty Menéndez) que cuenta una versión sobre la vida de los hermanos que nacieron en una vida de riqueza y privilegios, y mataron a sus padres. Según su declaración mataron a sus progenitores en defensa propias tras sufrir numerosos abusos por parte de su padre y de su madre. Lyle tenía 21 años y Erik, 18.
