Primera exposición individual en México de Paulo Nazareth

Organizada por la Secretaría de Cultura del Gobierno de México y el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (Inbal), en el Museo Tamayo se abrió al público la primera exposición individual en México del artista brasileño Paulo Nazareth (1977), bajo el título Luzia, una selección multidisciplinaria del autor, quien explora y evidencia historias con las que interactúa al integrarse a la vida de las personas y recolectar relatos mientras camina cruzando fronteras.
El título de la muestra es un homenaje a Santa Luzia, su pueblo natal, pero también es una reflexión en torno a la enigmática figura de Luzia, antiguo esqueleto humano encontrado en Brasil, que representa a una santa, un fósil, un ancestro y un territorio afro-indígena.
Con la curaduría de las invitadas Fernanda Brenner y Diane Lima, Luzia está formada por una amplia selección de obras de varias décadas, que van desde la pintura y el dibujo, pasando por la fotografía y la escultura, hasta el video y la instalación, las cuales buscan, en conjunto, “trascender las fronteras”.
En esta primera exposición del segundo semestre de 2024 en el Museo Tamayo, Nazareth enfoca su reflexión en México como lugar y contexto, aborda temas como la economía racial y las dinámicas coloniales, además de destacar cómo los desplazamientos forzados y los flujos migratorios “reconfiguran las huellas históricas que fundaron e imposibilitaron la idea de una humanidad unificada”.


En el acto de apertura, la directora del recinto, Magalí Arriola, agradeció al expositor y al equipo curatorial el presentar esta muestra y compartir con el público mexicano “sus prácticas artísticas muy particulares y relevantes para los tiempos que estamos viviendo en México, en Brasil, en Estados Unidos, en Latinoamérica y el mundo, en cuanto a temas como la globalización, la migración, el racismo y los colonialismos”.
Al respecto, el artista comentó: “Creo que esta exposición es, más que nada, una conversación del tiempo y de muchos temas prioritarios, uno de ellos el derecho de paso, que pienso que es un derecho de la gente: su derecho de cruzar el río, de pasar a la otra orilla que, se dice, es paso libre, pero estando ya ahí vemos que no lo es en la práctica”.
En su opinión, en muchos países de América el derecho al paso, a los caminos, está plasmado en las leyes, pero no en la práctica. “La gente no es libre de transitar libremente y a mí me gusta más pensar en la humanidad como algo expandido, que es libre y tiene el derecho de ir a donde quiera. Debe existir respeto y no romper ese diálogo que se establece entre la humanidad y la naturaleza”.
Y si debe haber un diálogo respetuoso entre la humanidad y la naturaleza, no menos importante debe ser el diálogo entre los pueblos de América y de todo el mundo, dijo el expositor brasileño.
“A mí me gusta México y es un referente desde que era niño. Este país tiene una posición estratégica, porque es la puerta a Estados Unidos y todos quieren ir a ese país, por eso quieren atravesar los caminos, aunque estén llenos de peligros. Los pueblos de América no deberíamos compartir solo los peligros, sino también los sueños e ideales para que la conversación sea más intensa. Esa sería una de las expectativas de esta exposición”, subrayó.


Por su parte, la curadora Fernanda Brenner comentó, en un recorrido por la muestra, que Paulo Nazareth continúa aquí un trabajo como siempre lo ha hecho y que comienza en la cocina de su casa en Minas Gerais, Brasil. “Su obra no se puede partir en etapas porque, siguiendo de cerca su trabajo, me parece que cada exposición suya es como una retrospectiva imposible, pues en ella no se aplican las categorías de arte antiguo o contemporáneo, ni tampoco de tiempo lineal”.
Mientras tanto, la co-curadora Diane Lima afirmó: “Estamos ante una exposición y ante un artista brillante que ha influenciado a muchos artistas plásticos brasileños. Es un placer trabajar con él y es también todo un aprendizaje ver cómo es su trabajo, el armado de su pensamiento, su práctica artística y sus valores éticos”.
Nazareth es conocido por su “arte de conducta”, una práctica artística que se desarrolla en los movimientos radicales que realiza al cruzar fronteras a pie. Al activar la memoria corporal y guiado por una temporalidad en espiral, el artista desafía la autoridad de los discursos científicos negociando el complejo terreno de la identidad latinoamericana.
Al reflexionar sobre la economía racial y las actualizaciones coloniales en el mundo contemporáneo, la exposición Luzia destaca la relevancia de México (como lugar y contexto) para este artista que muestra cómo los desplazamientos forzados y los flujos migratorios del mundo reconfiguran las huellas históricas que fundaron e imposibilitaron la idea de “una humanidad unificada”.
Entre más de 60 piezas de pintura, dibujos, escultura, fotografía, video e instalación, destacan dos obras colaborativas realizadas con el público. La primera es una especie de sambaquí, antiguos montículos que contienen los vestigios de comunidades prehistóricas a lo largo de milenios, formados por conchas, huesos y otros residuos que se fosilizaron con el tiempo. Estos son testimonios de la vida cotidiana y la relación entre humanos y su entorno.


Nazareth invita al público a crear un sambaquí colaborativo en el espacio expositivo, donde se les anima a traer vestigios de objetos personales, como pedazos, retazos o trozos de algo que hayan conservado y que quizá ya no usen. A lo largo de la exposición, el sambaquí crecerá, encapsulando vestigios de la vida diaria y sirviendo como testimonio de la vida humana y su entorno.
El Archivo MAMA (Museo de la Madre), la segunda pieza, une a todas las madres desde el espacio de exhibición hasta los hogares de quienes participan en este esfuerzo colectivo. Nazareth invita a los visitantes a dibujar y representar a sus madres, como un recordatorio de la importancia de escuchar las narrativas ocultas de la maternidad y la ancestralidad. Cada madre —Luzia también— es una guardiana de la historia y su esencia es un testimonio de la resistencia que une el pasado con el futuro.
La exposición Luzia, del artista brasileño Paulo Nazareth, estará abierta al público en el Museo Tamayo (Reforma y Gandhi, Bosque de Chapultepec) hasta el 9 de febrero de 2025. Contará en este tiempo con un programa público de actividades, como talleres para niños y adultos, que se podrá consultar en las redes sociales de la Red de Museos del Inbal y en museotamayo.org.

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