- Murió el 20 de enero de 1913 abandonado en una vecindad de Tepito y sus restos fueron trasladados a la fosa común
Hoy recordamos a Guadalupe Posada a 102 años de su muerte, cronista excepcional que pintó la tragicomedia mexicana de un siglo que terminaba: el silencio, la marginalidad, la tragedia, el dolor, la risa, la sorna, la miseria, el llanto, el placer, la vida, la muerte, el pecado, el amor, lo mexicano.
Más allá de ponerle un adjetivo, Posada, como pocos artistas, ha trascendido en lo que somos, en la imagen de un artista se vuelve universal.
Van algunos datos para recordarlo:
José Guadalupe Posada nació el 2 de febrero de 1852, en el barrio de San Marcos, en Aguascalientes.
Formó parte de una familia de trabajadores y artesanos. Su infancia estuvo marcada por los conflictos derivados de las luchas del poder de la guerra de Reforma.
El caricaturista mexicano comenzó a crear sus primeros dibujos a temprana edad, resultado de la ayuda que proporcionaba a su hermano mayor, que era profesor de primaria.
Estudió en la Academia Municipal de Artes y Oficios de Antonio Varela en la ciudad de Aguscalientes.
Sus primeras ilustraciones satíricas fueron publicadas en la revista “El Jicote”. Trabajó en un taller a cargo del impresor José Trinidad Pedroza, quien lo instruyó en las técnicas del grabado.
En 1888 se trasladó a la Ciudad de México invitado por el abuelo del poeta Octavio Paz, Irineo Paz, y colaboró en la revista “La juventud libertaria”.
La obra de Posada es grande, sin embargo, es reconocido por ciertos íconos de la identidad mexicana, como las “calaveritas” y posteriormente trastocó la figura de la muerte, con el diseño de “La Catrina”, este grabado se pensó con la idea de hacer burla a la clase alta del Porfiriato.
Precursor de grandes artistas y muralistas, entre ellos, José Clemente Orozco, Diego Rivera, Francisco Díaz de León y Leopoldo Méndez.
Ilustró miles de volantes con interminables temas, paralelamente colaboró con otras imprentas y periódicos como “El monitor del pueblo”, “El teatro”, “Gil Blas” y alrededor de 70 periódicos más.
Murió el 20 de enero de 1913, abandonado en una vecindad de Tepito. Sus restos fueron trasladados a la fosa común. Hay instituciones culturales que han solicitado que sus restos sean rescatados para llevarlos a la Rotonda de las Personas Ilustres del Panteón Dolores.