Servicios de streaming, a la medición de la inflación.

La última encuesta del INEGI, realizada en 2022 sobre la inflación, revela un cambio significativo en los hábitos de consumo de los mexicanos. Uno de los más notables es la inclusión de los servicios de streaming y la compra de dispositivos específicos para reproducir audio y video, comentó César Salazar, investigador del Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM.

Por otro lado, las películas en DVD y Blu-ray han salido de la clasificación, ya que las familias ya no compran CDs, sino que acceden al contenido directamente a través de plataformas en internet.
Otros cambios incluyen productos como los mariscos, que ahora se han reducido únicamente a camarones en las encuestas, agregó el investigador. La última gran modificación previa del INEGI fue en 2018.

Una inflación estable

Sobre el tema, Salazar explicó que la inflación en México ha sido bastante estable en los últimos años, en comparación con otros países latinoamericanos como Argentina, que han experimentado una economía más inestable.
Un ejemplo comúnmente utilizado para ilustrar la inflación es el precio del “Gansito”. En redes sociales se afirma que su precio era de 5 pesos en 2019, y que actualmente es de 25 pesos.
Sin embargo, Salazar señaló que este análisis es muy simplista, ya que para medir la inflación correctamente se debe observar el precio de los productos de la canasta básica. De hecho, la inflación en México se encuentra en niveles relativamente bajos.
Por ejemplo, las personas que ganan el salario mínimo han experimentado un aumento en su poder adquisitivo, ya que ahora pueden comprar más productos con sus ingresos, explicó el investigador.

¿Qué es la inflación?

La inflación mide el incremento porcentual de los precios en un período determinado. En México, esta medición se realiza dos veces al mes y también de forma anual, explicó el académico.
¿Qué determina los precios? Hay muchos factores, pero el más conocido es la relación entre oferta y demanda. Esto es especialmente evidente con productos primarios o bienes agrícolas, cuyos precios fluctúan en función de estos factores.
Un ejemplo reciente es el precio del cilantro, que se incrementó debido a la sequía, lo que afectó tanto la cantidad disponible como la calidad del producto. Esto provocó un aumento significativo en su precio. Sin embargo, con la llegada de las lluvias, la producción se normaliza y la oferta se restablece, lo que hace que los precios regresen a sus niveles habituales. “De hecho, pueden fluctuar”, añadió.
Otro ejemplo es el efecto “pico de gallo”, que ocurre a finales de año, cuando las cosechas en el norte del país generan un incremento estacional en los precios. Este aumento se debe principalmente a los costos de producción, como el pago de mano de obra y los márgenes de beneficio que las empresas buscan obtener.
Por el contrario, grandes empresas como Coca-Cola o Apple tienen la capacidad de ajustar sus precios y márgenes de beneficio a su conveniencia. Sin embargo, muchas empresas más pequeñas no poseen este mismo poder de mercado y deben seguir márgenes más limitados.
La inflación se basa en una canasta de bienes y servicios básicos producidos en una economía, y se define a partir de la importancia que estos tienen en el consumo de las personas. Está relacionada con los hábitos de consumo de los mexicanos y fluctúa en función de los ingresos y gastos de los hogares.
Es normal que haya inflación cada año, e incluso se considera deseable que aumente entre un 2 % y un 4 %, ya que un incremento moderado de los precios ayuda a dinamizar la economía. Lo contrario, la deflación, es un fenómeno mucho más perjudicial que una inflación alta, concluyó el académico.

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