Fotografías, videos, programas de mano, diseños de vestuario y de escenografía, pero también material hemerográfico, es parte de lo que el público podrá apreciar al visitar la exposición 90 años, Palacio de Bellas Artes. Memoria de arte y arquitectura, con la cual el máximo escenario de la cultura en México comparte su historia en la Sala Internacional.
Desde su inauguración, en septiembre de 1934, el Palacio de Bellas Artes (PBA), recinto del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL) se convirtió en el escenario más importante del arte y la cultura en México, donde se han presentado grandes figuras de la ópera nacional e internacional, las más importantes orquestas, pero también diversas temporadas de teatro infantil, pasando por momentos históricos, como la colecta para pagar la deuda por la expropiación petrolera o la toma de protesta de Miguel Alemán como presidente.
“Todo lo que se exhibe forma parte del vasto acervo histórico que resguarda la Gerencia del Palacio de Bellas Artes y es una selección representativa, porque abarcar 90 años del escenario más importante de la cultura en México fue muy complicado, por ello, en cuatro vitrinas, decidimos mostrar un poco de su historia”, explicó Francisco Javier Galindo González, jefe de Departamento del Acervo Histórico del PBA.
En la primera vitrina, los visitantes podrán ver material hemerográfico sobre la apertura del recinto, así como imágenes del primer concierto abierto al público, el cual estuvo a cargo del violinista ruso Jascha Heifetz, el 30 de septiembre de 1934.
También se muestran el programa de mano del primer concierto que ofreció la Orquesta Sinfónica Nacional (OSN), dirigida por el primer director del INBAL, el compositor Carlos Chávez, y que contó con la participación del legendario pianista Claudio Arrau, así como imágenes de la primera obra teatral, La verdad sospechosa, de Juan Ruiz de Alarcón, dirigida por Alfredo Gómez de la Vega, con la participación de María Tereza Montoya, Ricardo Mondragón, Isabela Corona y Miguel Manzano, con música incidental de Manuel M. Ponce.
La segunda vitrina se centra en el teatro infantil que se difundió desde el PBA: “Para nosotros fue un tema importante, porque en la década de los cuarenta tuvo mucho auge con la presencia de Clementina Otero”, con obras como Fantástica aventura de Pinocho y Cucuruchito, La muñeca pastillita, La fortuna de Saladino, Cri-Cri Rey del Bosque Esmeralda o Don Quijote (versión para niños realizada por Salvador Novo).
“Si la gente pone atención, verá en los programas actores que, posteriormente, se convirtieron en grandes figuras del cine mexicano, como Roberto Cobo, Ignacio López Tarso, Alma Delia Fuentes, José Solé, entre otros; además de importantes músicos, como Carlos Jiménez Mabarak, Blas Galindo o el mismo Carlos Chávez”, detalló.
La tercera vitrina está dedicada a la colecta realizada en el Palacio de Bellas Artes para reunir fondos y pagar la deuda por la expropiación petrolera, en 1938: “Tras el anuncio y llamado que hizo el entonces presidente Lázaro Cárdenas, se convocó a una colecta en el Palacio de Bellas Artes, presidida por Amalia Solórzano. Durante tres días, la gente vino a aportar monedas, animales, joyas, todo lo que estuviera a su alcance para contribuir al pago”.
La última vitrina está dedicada a eventos destacados, por ejemplo, cuando se presentó María Callas, Luciano Pavarotti, Giuseppe Di Stefano, el Ballet Clásico Ruso o se montó una exposición de Juan O ‘Gorman, ampliamente concurrida, pero también momentos como las velaciones de Frida Kahlo y Diego Rivera en el vestíbulo del recinto.
La exposición incluye dos pantallas, en la primera se proyectan cápsulas históricas que abordan diversos aspectos del PBA, desde su construcción, la inauguración, pasando por la expropiación petrolera. En la segunda se exhiben cuatro fragmentos de películas que fueron grabadas en el recinto, donde se pueden ver a Mario Moreno Cantinflas, Dolores del Río, María Félix, Fernando Soler, para que la gente pueda reconocer esos espacios.
La exposición también cuenta con una serie de mamparas donde se muestran los diseños de vestuario y escenografía de grandes artistas que participaron en ópera, teatro y ballet.
También se exhiben los diseños de vestuario de Agustín Lazo para la ópera La mulata de Córdoba, montada en 1948; de Lola Cueto para el ballet Titeresca, de 1950 o los de Antonio López Mancera para la obra El viaje de Nocresida, de 1953. Asimismo, se muestran los diseños de escenografía de Gabriel Fernández Ledesma para el ballet El maleficio, de 1954; de Carlos Mérida para el ballet La balada de los quetzales, de 1957, de Alfonso Soto para el ballet La Alameda, de 1956. También se muestran los diseños de Julio Prieto para la ópera Julio César, de 1969 y los de Graciela Castillo para la ópera El ruiseñor, de 1970.
“El objetivo es que la gente conozca lo que sucedió en este recinto, que no solo es el escenario más importante de la vida cultural y artística de México, sino también lo ha sido de la vida política y social”, agregó.