TEPETOTOTL | Un primer viernes de marzo

La tarde se torna fría y muy lluviosa. La neblina no deja ver ni siquiera las líneas amarillas de la carretera que baja por aquel rincón de la Región del Totonacapan. La curva más peligrosa de la sierra tiene varios deslaves y cada vez que alguien viaja por ese camino, en tiempos donde el cuerpo se hela y el ritmo cardiaco se acelera por parte del conductor y hasta del mismo copiloto, hay una sensación de temor o un determinado nerviosismo de las personas que transitan por esos lugares. Una que otra persona hace oración al ir pasando por ese tramo de la carretera. En otros años, me he enterado que por esa curva han perdido la vida distintas personas, desde productores agropecuarios hasta maestros.

No obstante, pareciera que fuera un pedacito de cielo porque las nubes bajan a esos cerros del Eje Neovolcánico Transversal donde pasan los carros pesados y no tan pesados, chicos y grandes, en fin hay de todos los tamaños. Cuando no hay nubes, se puede observar que el fondo se encuentra rodeado por demasiada vegetación, vejucos y plantas no muy comunes, pero se entiende que son de origen muy antiguo. Eso sí, es una tierra aún no tan destruida por la mano del hombre, es un suelo muy fértil y productivo.

Pasando a otro punto, cuentan que si vas solo manejando en el carro tienes la probabilidad de ver a un fantasma transitando por la curva al anochecer, precisamente entre el chipi chipi y cuando la niebla está en su espesor. Otros mencionan que han sentido que alguien se sube a su auto y va como copiloto, en la parte de atrás. Si no eres adicto al cigarro, en ese momento es bueno fumar o prender un cigarro. Pero como dicen los abuelos, hay que temerles a los vivos.

En cierta ocasión, viajamos por ese rumbo. Eran como las nueve de la noche, íbamos en el autobús –varios pasajeros- y justamente se descompuso antes de llegar a la curva peligrosa. Como éramos varias personas no hubo tanta preocupación, aun así escuche a uno que otro tecolote mientras observaba la caída de agua entre la tierra, las hierbas y la arenisca, formando una pequeña cascada transparente. Tardamos como media hora de espera y al poco rato, pasó otro autobús de la misma compañía y nos subimos a él, los pasajeros del autobús descompuesto.

Quizás por esos lugares haya mucha energía y hasta se han de escuchar distintas voces y ecos desde el inframundo. Por una u otra cosa, si vas viajando por esa zona un primer viernes de marzo se recomienda vestir de blanco, pedir por el eterno descanso de las almas que han perdido la vida y por las que andan deambulando a determinadas horas de la noche cuando ningún espíritu pasa por esa curva peligrosa.

(*), Escritor veracruzano, autor del libro “Andanzas Interculturales de Tepetototl”. Tepetototl, en el idioma náhuatl significa Ave de la Montaña.

Correo: venandiz@hotmail.com

Twitter @tepetototl

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