Aunque se dice fácil, Esteban Ramírez Zepeta, en su calidad de dirigente estatal de Morena, el partido más fuerte en la entidad, tiene frente a sí el reto de sacar el proceso interno de selección de candidatos a las 212 alcaldías, igual número de sindicaturas y a las más de 600 regidurías de Veracruz.
Cierto que la definición de las candidaturas, al menos en los municipios más importantes, corresponderá a los resultados de la encuesta y a la dirigencia nacional, pero estas decisiones tendrán repercusiones directas en el territorio veracruzano.
En otras palabras, la tarea del dirigente estatal, como operador político del partido, ayudará en mucho a la gobernadora Rocío Nahle García, la primera mujer en la titularidad del Poder Ejecutivo estatal en la historia de Veracruz y segunda mandataria electa de Morena, para consensar y encausar los intereses en juego de los diversos grupos internos del partido.
Por lo que se observa, cuidadoso de las formas y tiempos políticos, Ramírez Zepeta ha logrado hacer un buen equipo con la mandataria estatal, quien hoy por hoy es la jefa política del estado y por tanto líder natural del partido en la entidad, de tal forma que nada de lo que haga o deje de hacer le es ajeno al partido y viceversa.

Habría que recordar que cuando el gobierno funciona bien y de manera eficiente y cuenta con la aprobación de los ciudadanos, como es el caso de la actual administración estatal, el partido del que emana resulta beneficiado. Sin embargo, cuando hay un mal gobierno, como ocurrió con Javier Duarte, su partido sufrió las consecuencias y los electores le cobraron la factura en las urnas.
En ese sentido, podría decirse que, como dirigente estatal de Morena, Esteban Ramírez Zepeta camina en caballo de hacienda, pues no solo dirige al partido más fuerte en la entidad, sino que también se ve favorecido por la percepción de buen gobierno que ha realizado hasta ahora por la gobernadora Rocío Nahle.
A pesar de sus detractores internos y externos, que no son pocos, el dirigente estatal morenista sigue trabajando, sabedor que sus adversarios de adentro presionan para defender sus intereses y afianzar a sus candidatos a alcaldes.
No obstante, Ramírez Zepeta ha dicho que será el propio partido el que tome las decisiones y definiciones en el marco del proceso interno.
“Las decisiones y definiciones las toma y tomará el partido y no un senador o un diputado. No se equivoquen, esto es muy claro porque está en nuestros estatutos”, aseguró hace unas semanas y convocó a los grupos internos a ser pacientes, puesto que es el propio partido el que maneja sus reglas en los procesos internos.
También dejó en claro que sobre los intereses del partido y del movimiento no habrá ningún interés personal:
“Yo hago un llamado a la paciencia y a la prudencia. El partido tiene sus propios tiempos y sus propias reglas y estos no se alteran por el interés de unos o de otros. Sobre los intereses del partido y del movimiento no habrá ningún interés personal”, concluyó.
Ramírez Zepeta permanecerá en la dirigencia estatal hasta agosto de 2027, luego de que el Séptimo Congreso Nacional Extraordinario, celebrado en septiembre de 2024, le otorgó una prórroga por tres años más a las 32 dirigencias estatales.
Es decir, habrá dirigente para rato.