¿Qué es juzgar?

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Cuántas veces no nos hemos convertido en juzgadores, de quienes hacen juicios injustos sobre las demás personas; es decir, calificamos de incorrecta la conducta de quien sin valorar todos los factores que influyen en las vidas particulares de sus enjuiciados hacen públicos sus razonamientos, imponiendo desde luego, su forma de ser y de pensar.
Por ejemplo, el vecino chismoso que está al tanto del ir y venir de los otros. El compañero de trabajo, que gasta mas energía en señalar los errores ajenos, que la que invierte en realizar su propia función.
Los familiares que están al día de los divorcios, deudas, herencias, paternidades, maternidades, y hasta del comportamiento de la descendencia de todos, menos de la suya.
Infinidad de ejemplos hay sobre quienes sin ser el mejor ejemplo de orden y rectitud en su conducta, se han autodesignado, jueces de lo cotidiano, aquellos que ya pasaron por ser opinadores expertos de todo, y que ahora, ya hacen sus “sentencias” sobre los demás. ¿A cuántos conoce, o a cuántos tiene a su alrededor?
Estas personas de las que hablamos y que ya logramos identificar, vienen a mi mente para explicarme mejor sobre la difícil labor que enfrentan aquellos que se dedican hoy en día a impartir Justicia, es decir quienes trabajan de Jueces.


Juzgar, no es una labor fácil que cualquiera deba de hacer. Y conste que no digo, pueda, porque si ahora mismo preguntara quienes pueden desempeñar la labor de juzgar, seguramente muchos confiados en su “buen juicio” o amplia trayectoria académica dirían, que son aptos para hacerlo.
Juzgar en los tribunales de impartición de justicia, requiere aparte de ser una persona, buena, íntegra, pulcra, decente, honesta, incorruptible, educada; se requiere conocer, y entender las leyes, tener la experiencia, y además la paciencia diaria, para estudiar a detalle cada uno de los casos que se someterá a su estudio.
Sin importar el tiempo que en ello se invierta, dedicar su vida al oficio, y hacerlo con la verdadera conciencia de que sobre sus hombros pesa la promesa del artículo 14 y 16 Constitucionales, por citar los mas idóneos, promesa que deberá de cumplirse a cabalidad para procurar que siga imperando entre todos, el pacto social, que nadie ose hacerse justicia por su propia mano. Y que todos sigamos conformes en el sometimiento de pagar impuestos, y dando obediencia a un Estado justo.
Dejando conformes y convencidos a los justiciables con ese sentimiento y satisfacción de haber obtenido lo justo, en justicia. Que aquél que tenga la razón y le asista el derecho, se sienta protegido frente al poderoso; pero sin que el perdedor de la contienda, sienta que no fue escuchado, o quede insatisfecho con la sentencia.


Recuerdo mucho una plática con un apoderado de banco en la antesala de audiencia de juicio oral mercantil, a quién respeto por ser un buen oponente, y con quien siempre habrá plática, derivado de que siempre seremos contraparte; coincidíamos aquella vez, en el nombre de un Juez Federal (nombre que no puedo citar), un buen juez, que dictaba de manera personal sus sentencias. Porque sus sentencias, dejaban conformes a las dos partes en litigio.
Haciendo entender al que no tenía la razón de sus hechos, pero conforme a derecho. Esa es la labor de un Juez. Tan próximos como estamos a la fecha en la que los jueces serán elegidos mediante una cuestionada y diversa forma, que sin duda alguna, cambiará la historia.
Y después de haber visto un carnaval de candidatos que salieron a gastar suela, romper la dieta fit, sonreírle a la cámara, cambiar de ropas, escribir libros, y hacerla de políticos en campaña.
Solo puedo decirle a Usted amable lector, que hay una gran lista con nombres de buenos jueces, que deben quedarse a ejercer ese oficio, y muchos otros que también están en esa lista, pero que mas que jueces, juzgan como Dioses, y que merecen no ser elegidos.
El poder, el dinero, y el servilismo no deben ser los caracteres que tengan aquellos que aspiran a esos cargos, porque si eso llegara a suceder, si la torpeza, la frivolidad, la indiferencia, y la política llegaren a regir su actuar; estaríamos condenados a vivir la misma injusticia que vivió nuestro Salvador en el Calvario.
Así que sirvan estos días de reflexión y fe, para pedir que Dios no nos Desampare, ante los tiempos que vamos a vivir.

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