La rueda de la consciencia

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Uno de los temas de estudio más importantes para la psicología es el de la consciencia, que ha sido definida de diferentes formas.
Varios autores se refieren a ella exclusivamente como la capacidad de “darse cuenta”, mientras otros la relacionan con la noción del bien y del mal. En este punto, habría que señalar que la consciencia moral es distinta de la consciencia psicológica, aunque ambas son dos realidades de la misma persona.
En términos generales puede decirse que la consciencia, según Gordon W. Allport, uno de los psicólogos más influyentes de nuestro tiempo, es el instrumento que, en manos de una cierta personalidad, ayuda al yo de un individuo a establecer relación con otras personas, con objetos, con eventos o consigo mismo.
Uno de los aspectos interesantes sobre el tema es la relación que guardan la consciencia y la atención.


Para algunos, la consciencia es capaz de dirigir la atención gracias a lo cual podemos hablar de atención consciente y se cree que solo llega a nuestra consciencia aquello a lo que se pone atención, aunque por otro lado, cuando se habla de los umbrales sensoriales, que son el punto en el que el ser humano es capaz de percibir un estímulo, también se ha descubierto que una persona es capaz de percibir aquello que de forma consciente creyó no percibir en primera instancia, es decir, que fue captado por el sujeto sin que él se diera cuenta y el ejemplo más común podrían ser los mensajes subliminales.
Ahí es donde además del mundo consciente, también aparecen el subconsciente y el inconsciente, siguiendo al padre del psicoanálisis, Sigmund Freud, quien fue el primero en postular la existencia de estas tres zonas de la mente humana.
En términos generales, el subconsciente es la zona donde se almacenan los recuerdos y las imágenes, y el inconsciente, sería aquello de lo que no se tiene conciencia o aquella actividad para la cual el individuo no tiene una razón o un motivo.
En este contexto, los psicólogos que utilizan la terapia racional emotiva han empleado un modelo denominado La rueda de la consciencia, como una herramienta para interpretar el mundo que nos rodea.


Se trata del esquema mediante la cual el individuo procesa su relación con el mundo y consigo mismo, en la cual pueden observarse cinco elementos básicos: sensaciones, interpretación, emoción, decisión y acción.
El modelo se inicia en los órganos de los sentidos, con las sensaciones que se generan a partir de los estímulos del medio, tanto interno como externo.
A través de la percepción se realiza la interpretación de tales estímulos y sensaciones, lo que significa ya la intervención del pensamiento.
El resultado de esa percepción-interpretación da lugar a estados emocionales específicos, que son experimentados casi de manera simultánea con la percepción y, por lo tanto, evaluados por la persona. De esa evaluación surge una decisión que finalmente se convierte en la acción del individuo sobre sí mismo o sobre su ambiente.
Tomar conciencia de que este mecanismo básico mediante el cual interactuamos con el mundo y con los demás nos une como especie, nos ayuda a generar un sentido de empatía con los otros y a crear sinergias que pueden convertirse en fuerzas poderosas que rompen el aislamiento y permiten la interconexión entre las personas.