Miguel Palmer, el galán que conquistó a México y acabó siendo víctima de abuso y maltrato

¿Recuerdan ustedes la película ‘Misery’, basada en una novela de Stephen King? Por esta cinta, la enorme actriz Kathy Bates ganó el Oscar como mejor actriz en 1990, interpretando a Annie Wilkes, una enfermera que tenía secuestrado en su cabaña aislada a un escritor de novelas románticas. Este argumento macabro recuerda lo que está sucediendo en la vida real con el actor Miguel Palmer, que aún no termina, pero lo que se sabe es suficiente para crispar los nervios al más templado.
Todo comenzó hace unos días, cuando Valeria Palmer, primogénita del actor nacido en Tabasco en 1942 bajo el nombre de Miguel Ángel Palomera Gonzali, literalmente tuvo que raptar en la vía pública a su padre, para remitirlo a una clínica de la colonia Roma.
Según relató Valeria a medios nacionales, tuvo que espiar afuera de la residencia de su padre, esperando para que saliera, en compañía de su actual pareja, la actriz Edith Kleiman, quien había mantenido alejada a Valeria de su padre por más de un año, desde el inicio de la pandemia.
Valeria lo llevó al hospital y consiguió una orden de restricción contra la mujer, declarando a los medios: “Ver a ese hombre grandote, galán, verlo en la forma en que lo encontré, fue una desesperación terrible”, contó la actriz sobre la situación en la que encontró a su papá, quien mostraba rastros de deshidratación, desnutrición, abuso y exceso de medicación restringida aplicada sin receta (lo que en sí, puede consistir en una acción delictiva).
Palmer, aunque hace ya algunos años está retirado, es un actor mexicano que fue muy popular en las décadas de 1970 y 80, habiendo trabajado constantemente en telenovelas, series, radio y teatro.
Trabajó como extra en el cine. Luego incursionó en la radio, interpretando pequeños personajes en radionovelas para Radio Cadena Nacional. Debutó profesionalmente en el teatro al lado de Mauricio Garcés y su gran oportunidad se presentó al coprotagonizar ‘Cyrano de Bergerac’ con Ignacio López Tarso a los 23 años.
Palmer tuvo mucho trabajo como villano en telenovelas, apareciendo en ‘Rina’, con Ofelia Medina, ‘Viviana’ con Lucía Méndez y ‘Los ricos también lloran’ con Verónica Castro, encarnando a cínicos encantadores o a abogados guapos y sin escrúpulos, algo que aducía a su aspecto: alto, apuesto, con aire de socarronería y arrogancia, lo que contrastaba con su personalidad jovial y alegre, que lo hizo un favorito de las maquillistas, peinadoras, técnicos y actores, quienes lo querían bastante, y por lo mismo tuvo una buena racha.

Frank Moro, Christian Bach y Miguel Palmer en ‘Bodas de Odio’ (1983) (Foto: Cortesía del Archivo de la AMACC)
Su oportunidad de oro le llegó con ‘Bodas de Odio’, una producción de Ernesto Alonso, basada en una novela de la célebre Caridad Bravo Adams. En la historia, ambientada en la revolución mexicana, Palmer interpretaba a ‘Alejandro Almonte’, un hacendado que se casa con ‘Magdalena Mendoza’ (Christian Bach), una joven que es obligada por su madre a contraer este matrimonio, para salvar a la familia de la ruina.


El personaje conquistó a las televidentes y Palmer se volvió un galán cotizado llegando incluso a interpretar al padre de Thalía en ‘Marimar’ en 1994. Sin embargo, es claro que no previó por su futuro —para su buena suerte, sus hijos Valeria y Miguel Ángel son independientes y adultos desde hace muchos años — y cuando empezaron a escasear las oportunidades de trabajo, se encontró en una situación disminuida de recursos (no todo el mundo es Andrés García), viviendo con Kleiman, quien se fue adueñando y controlando todo lo relacionado con las finanzas, pensiones y contactos de Palmer, al que apartó por completo de su familia.
Fue esta actitud lo que alertó a Valeria, llevándola a generar este espectacular rescate a plena luz del día.: “Mi papá sí vio que era yo, pero no podía hablar porque estaba totalmente sedado, y después me enteré por qué: la señora le daba 13 gotas de Rivotril por la mañana y 13 gotas por la noche, dicho por ella. No sé cuál era el sentido de darle tantas gotas, es un medicamento controlado”.
Kleiman se ha defendido argumentando que Palmer ya no tenía voluntad de vivir y que ella solo estaba cumpliendo su deseo, pero Valeria ha interpuesto una denuncia penal. Mientras escribimos, la historia aún se desarrolla, pero los reportes médicos del actor de 78 años de edad indican un nivel de descuido y maltrato por el que la mujer podría en estos días ser arrestada si la denuncia procede.
Por lo pronto, Palmer se debate aún entre la vida y la muerte en un hospital de Ciudad de México y Valeria está dispuesta a ir hasta las últimas consecuencias… todo como en una película de terror.

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