SENTIDO COMÚN | Aumenta la inseguridad

La Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana (ENSU) auspiciada por el Inegi realizada recientemente, arrojó datos impresionantes sobre la percepción de inseguridad entre los mexicanos.
Las ciudades donde mayores de 18 años sienten que vivir en su ciudad es inseguro son: Fresnillo, Cancún, Ecatepec, COATZACOALCOS, Naucalpan y Tonalá. Y las ciudades donde la percepción es menor son San Pedro Garza García, Tampico, Los Cabos, San Nicolás de los Garza, Mérida y Piedras Negras.
En ocho ciudades la percepción de inseguridad se incrementó y en cuatro ciudades disminuyó. Las ciudades donde aumentó son Mexicali, Xochimilco, Zapopan, Naucalpan, Escobedo, Mazatlán, Los Mochis y Hermosillo; y donde disminuyó son Ciudad Juárez, y las alcaldías Gustavo A. Madero, Milpa Alta y Álvaro Obregón.
A nivel nacional el 27.7% de las familias tuvieron por lo menos una víctima de robo o extorsión en el 2021. En cuanto a acoso personal y violencia sexual el 16.6% de los mayores de 18 años fueron de estos delitos. Sin embargo, en el caso de las mujeres el porcentaje fue mayor al 24% y en los hombres fue mayor al 6%.
No es que se haya incrementado tanto la percepción de inseguridad en promedio, sin embargo, los índices no han disminuido y la gente sigue sintiendo temor de ser agredida, asaltada, secuestrada o extorsionada. Donde más creció la percepción es en las carreteras, mercados, automóviles y lugar de trabajo.
Coatzacoalcos es una de estas ciudades donde la inseguridad ha ido en aumento, toda vez que en las últimas semanas se han incrementado los robos a casas habitación, a locales comerciales, a transeúntes y también se han registrado una serie de asesinatos en restaurantes, así como levantones de pequeños empresarios y atentados contra restaurantes y pequeños comercios.
La percepción de inseguridad ha ido creciendo luego del confinamiento, con el relajamiento en las medidas de sana distancia y con la reapertura de los centros de reunión tanto comerciales como de esparcimiento.
Al concluir la etapa de confinamiento las casas dejaron de ser vigiladas por los familiares, se van quedando solas y los delincuentes aprovechan la ocasión para entrar a robar sobre todo durante el día.
En el caso de las extorsiones, al reactivarse la actividad comercial, se comenzaron a abrir nuevos locales que son visitados por la delincuencia organizada, para exigirles el cobro de piso, aun cuando apenas estén comenzando a hacer clientela. Y al no poder pagarles la cuota exigida, reciben como represalia ráfagas de plomo en las vitrinas o las fachadas.
La gente piensa que la situación no habrá de mejorar en lo que resta del año y que irá de mal en peor, así que lo mejor será tener cuidado y no confiarse ni en las calles ni en la casa.

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