Las gimnastas alemanas, con ropa de cuerpo entero: “Atractivo deportivo, no atractivo sexual”

El uniforme de cuerpo entero utilizado por las gimnastas alemanas para competir en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 ha reabierto el debate sobre la sexualidad en el deporte. La nueva vestimenta cubre las piernas hasta los tobillos y rompe con el maillot utilizado habitualmente. Las televisiones y los fotógrafos que acuden al Centro de Gimnasia Ariake donde se celebra la competición de uno de los deportes por excelencia de los Juegos captaron la novedad que sus impulsoras utilizan para enviar un mensaje.
“Deseamos que las gimnastas que no se sientan cómodas con el atuendo habitual se animen a seguir nuestro ejemplo”, explicó Sarah Voss, la deportista de 21 años del equipo olímpico alemán que impulsó y llevó a cabo la idea. “Todas las mujeres queremos sentirnos bien en nuestra piel. En el deporte de la gimnasia se vuelve cada vez más difícil a medida que crece tu cuerpo de niña. Cuando era niña, no veía los atuendos ajustados de gimnasia como algo tan importante. Pero cuando comenzó la pubertad, cuando empecé a tener el período, comencé a sentirme cada vez más incómoda”, detalló Voss.
La repercusión mediática de la novedad introducida por las gimnastas alemanas evoca episodios recientes más controvertidos. El mes pasado, la Federación Internacional de Handball impuso una multa de 1500 euros a las jugadoras de la selección noruega de beach handball por competir con un pantalón corto en lugar de la bikini que exige el reglamento. Fue contra España en el Campeonato de Europa celebrado en Varna, Bulgaria. La normativa establece que la parte inferior del bikini no debe medir más de 10 centímetros en los laterales. Noruega solicitó la autorización para que sus jugadoras pudieran competir con pantalón corto y anunció que, en cualquier caso, se haría cargo del pago de la multa.
El episodio recuerda a su vez al del beach handball español en 2014. La Federación Española advirtió a los equipos participantes en la Suances Cup, una de las fases de la gira nacional de este deporte, que iba a ser el último año que permitiría incumplir una norma en vigor desde 2010 que exigía a las jugadoras competir en top femenino (diseño con el abdomen al descubierto y ajustados) y bikini (el lado ancho de un máximo de 10 centímetros). Muchas jugadoras hicieron patente su malestar, intervino el Consejo Superior de Deportes (CSD) y acordó con la Federación Española que la bikini ya no iba a ser obligatoria, aunque la Federación Internacional sigue exigiéndola en sus competiciones. La norma y la polémica desaparecieron en España. Desde entonces, las jugadoras compiten con el atuendo que les resulta más cómodo, unas con bikini, otras con shorts; unas con top y otras con remera con mangas.
Las gimnastas alemanas ya habían competido con la nueva vestimenta en los Campeonatos de Europa que se celebraron en abril. “Queremos asegurarnos de que todas se sientan cómodas y les mostramos que pueden utilizar la ropa que deseen y verse y sentirse increíbles, ya sea con un maillot largo o corto. Queremos ser un modelo”, comentaron.
El reglamento de la Federación Internacional de Gimnasia (FIG) indica que las gimnastas pueden utilizar un maillot de una pieza que cubra las piernas desde la cadera hasta el tobillo, siempre que su diseño sea elegante. La Federación Alemana de Gimnasia ha hecho explícito su apoyo a la iniciativa de sus deportistas. “Los entrenadores también estaban muy interesados en los nuevos trajes”, afirmó Voss. “Dijeron que su deseo es que nos sintamos más seguras y cómodas”.
La controversia es cíclica. En los Juegos de Río 2016, el equipo egipcio de vóleibol de playa utilizó un uniforme con mallas y camisetas deportivas con mangas largas y un hiyab. Doaa Eighobashy, una de sus deportistas, aseguró que quienes la atacaban por llevar el hiyab “tienen mentes retrógradas y reaccionarias” y lamentó que mucha gente nunca está contenta con nada: “Si hubiera jugado con bikini, se habrían extrañado y me habrían llamado inmoral. Y si jugamos con velo, nos critican”.
Muchas jugadoras de básquetbol se indignaron en 2011 cuando la Federación Internacional (FIBA) introdujo en la normativa de las competiciones europeas que los pantalones y camisetas debían ser más estrechos, siguiendo las curvas y el contorno del cuerpo. La Asociación de Jugadoras denunció que intuía un sesgo sexista en la normativa e indicó que se torpedeaba el desarrollo de la mujer y se utilizaba a las jugadoras de básquetbol como “objetos atractivos desde el punto de vista de la estética masculina, lo que supone una mentalidad caduca”. Aquel mismo año, la Federación Mundial de Bádminton quiso obligar a sus jugadoras a competir en pollera. Lo mismo pretendió la Asociación Internacional de Boxeo. Muchos países rechazaron el intento por considerarlo sexista.
Ahora, la FIBA se muestra proactiva en la búsqueda de vestimenta deportiva más apropiada para las jugadoras. Ignacio Soriano, jefe del Departamento de Eventos de la federación en el 3×3, presente en el torneo olímpico de Tokio, explica los motivos por los que se puso en marcha un proyecto para diseñar los equipos para las deportistas. “No tenía sentido que utilizaran los mismos uniformes que los hombres. Consideramos que era necesario crear uniformes específicos para la mujer”. Ese fue el encargo que recibió el Instituto Europeo de Diseño (IED) de Barcelona. Denise Graus, una de sus diseñadoras, dice: “Llevamos a cabo un trabajo de investigación”. “Muchas jugadoras se veían como sacos de batatas, con tallas enormes, prendas elásticas ceñidas al cuerpo a base de darle vueltas a las gomas del pantalón. Y si utilizaban tallas más pequeñas, eran demasiado ajustadas. El problema principal es que se utiliza el patrón masculino”, explica. Se fabricó un uniforme con la tecnología Seamless, que permite aplicar distintas elasticidades y compresiones. Su talle se adapta al ancho de cada jugadora y al largo de la prenda, incorporando tres tallas más (S+, M+ y L+). “El deporte femenino está creciendo y este es un paso más en la mejora de las mujeres y en reducir las desigualdades que hay en el deporte”, señala Graus.
La innovación de las gimnastas alemanas al competir con leotardos ha ayudado a poner de relieve cuestiones de sexismo, la objetivación del cuerpo femenino y quién decide qué tipo de vestimenta se considera apropiada. Yiannis Exarchos, el director ejecutivo de Olympic Broadcasting Services (OBS, la agencia que facilita las imágenes de los Juegos a las televisiones), aseguró que, con el lema “atractivo deportivo, no atractivo sexual”, en la cobertura de las competiciones “no se verán algunas cosas que se han visto en el pasado, con detalles y planos cortos de partes del cuerpo”. El objetivo es respetar la integridad de las deportistas, que sean valoradas por su esfuerzo y trabajo en el deporte y no por su cuerpo.

“HUBIERA COMPETIDO CON PANTALÓN”

Elena Gómez es la única española campeona de un Mundial de gimnasia artística, en 2002. Explica que en su época estaba prohibido competir con un maillot diferente al tradicional. “Yo me entrenaba con maillot y pantalón corto porque así me sentía más cómoda. De haber podido elegir, hubiera competido también con el pantalón” , afirma la deportista de 35 años, retirada en 2006 y que ahora es entrenadora en Manacor. “Cada uno debería poder elegir la ropa con la que vaya más cómodo”.
Alejandra Quereda, medalla de plata en los Juegos de Río 2016 y ahora seleccionadora española de gimnasia rítmica, cuenta que en esa modalidad los monos están a la orden del día. “En nuestro caso, no aportan nada extra. Estamos acostumbradas a competir con maillot y con mono. Simplemente puede afectar un poco a la temperatura corporal, puedes pasar más calor. En el caso de la cinta, llevar mono puede ayudar a que no resbale tanto. Pero al final, es una cuestión de que cada una pueda utilizar la prenda que le resulte lo más cómoda posible”, explica Quereda.

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