Lecciones de Grace

El huracán Grace tocó tierra en suelo mexicano, por segunda vez, en la madrugada del sábado 21 de agosto, en el norte de Veracruz. Una de las ciudades afectadas fue Xalapa, la capital. Imágenes y videos circularon por las redes sociales como testimonio de la fuerza de este fenómeno natural.
Apenas un par de días antes, el Colegio de Ingenieros Civiles de Xalapa “Carlos Aguirre Nachón”(CNA) había advertido que la información de la CONAGUA no es confiable. La mayoría de las estaciones meteorológicas están en mal estado o no funcionan.
Por otra parte, por falta de mantenimiento, la carretera Xalapa-El Castillo sufrió un corte y aunque la población había reportado oportunamente la falla, la respuesta de las autoridades fue y es “que no se cuenta con recursos para su reparación”.
Mientras el National Hurricane Center reportaba puntualmente el avance del huracán en el golfo de México, muchas personas comentaban en redes sociales el riesgo que significa la desaparición del FONDEN y la incertidumbre que existe sobre los nuevos procedimientos para atender emergencias de manera inmediata; muchos se preguntan si hay suficientes recursos para aplicación multianual para las obras definitivas que a menudo requieren estudios y planeación técnica.
Entre las 7:00 y las 8:00 a.m. del sábado conocimos ―gracias a lo publicado por ciudadanos y medios de comunicación― algunos daños ocurridos en Xalapa y en el norte del estado de Veracruz. Ante estas catástrofes, las autoridades simplemente estaban ausentes o durmiendo en sus casas. Al parecer, hay una intención de ocultar los daños exactos, particularmente en la zona de Poza Rica.
Llamó mucho la atención una fotografía difundida por la oficina de comunicación social del gobierno del estado, en la que se ve al gobernador Cuitláhuac García supervisando “palas y carretillas” del ejército mexicano, y uno se pregunta si éstas no fueron suficientes, ya que desde las oficinas de la CAEV se convocó a ingenieros para que asistan este lunes, con “botas y palas”, a Poza Rica, aunque usted no lo crea.
El presidente de México se ha mantenido ausente a pesar de la pérdida de vidas humanas. ¿Se trata de minimizar el desastre o de evitar cualquier parecido con gobiernos anteriores y la atención que ellos proporcionaban a las personas afectadas?
Lo más grave de todo ha sido la eliminación -en este sexenio- de instituciones que hacían expedita la prevención y atención de las emergencias provocadas por los desastres naturales. Efectivamente, es deber del gobierno invertir en reparar y poner en buen estado las instalaciones técnicas que ayudan a medir la precipitación pluvial, así como dotar de recursos a los institutos que estudian la atmósfera, pues son ellos los que pueden avisar con tiempo a la población para minimizar pérdidas humanas y materiales.
La eliminación del FONDEN se llevó a cabo a fin de usar esos recursos en otros programas y para adquirir una refinería en Texas. Sin embargo, los fideicomisos sirven para tener reservas y para ocuparlos exclusivamente para el fin para el que fueron pensados. Esos recursos ahora hacen falta.
Las autoridades, por su parte, deben estar más atentas y contar con mejor comunicación interna, sin embargo, están más ocupadas en hacer propaganda de supuestos logros que en informar sobre riesgos. El fomento de cultura de protección civil también está en el abandono.
En otros tiempos se criticaban las reuniones de funcionarios para dar seguimiento a los huracanes antes, en el mismo instante y después de su impacto, pero hoy confirmamos que esa coordinación ayudó a mantener informada a la población y a actuar de manera inmediata. Había FONDEN y gobierno actuante.
Hoy hay incertidumbre, desinformación, miedo y más pobreza, pues han desaparecido 109 fideicomisos que representaban 68 mil millones de pesos, recursos que se han tirado a la basura en obras y programas inútiles.
Murieron cinco niños y su madre, en la colonia Brisas de Sedeño, a causa del embate del huracán Grace, y hay muchos daños más por las inundaciones en Veracruz al igual que en Tabasco, Chiapas, Hidalgo, Puebla y el Estado de México.
Tenía razón Gómez Morín cuando decía: “El dolor de los hombres es la única cosa objetiva, clara, evidente y constante. Y no el dolor que viene de una fuente inevitable, sino el dolor que unos causamos a otros, el dolor que originan nuestra voluntad o nuestra ineficacia para hacer una nueva y mejor organización de las cosas humanas(…) Y por esta primera razón podemos adoptar el dolor como criterio provisional de verdad; la lucha contra el dolor como campo de trabajo y discusión política.” No podemos evitar un huracán, pero se pueden evitar errores en el gobierno.
Twitter: @basiliodelavega

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