Ana de Armas hace sombra al mismísimo James Bond

Ana de Armas ha sido uno de los rostros más promocionados por la campaña de Sin tiempo para morir. Ha sido portada de revista en diferentes rincones del mundo y el rostro de las joyas Chopard en la producción. Cualquiera que haya seguido el estreno a lo largo del último año y medio, así como sus redes sociales, probablemente tenga la misma sensación de haber visto más imágenes de Ana que de sus compañeras de reparto, aunque su presencia en el filme sea menor. Sin embargo, tras ver la película ya estrenada en cines resulta evidente comprender por qué.
Desde el taquillazo de Puñales por la espalda la actriz de 33 años está llamada a convertirse en la nueva sensación hispana de Hollywood, y en esta entrega final de Daniel Craig en la saga, Ana confirma definitivamente que lo suyo con la meca del cine no es idilio de un solo éxito.
La última película de Daniel Craig como el agente 007 vivió varias etapas promocionales debido a los retrasos provocados por la crisis del COVID-19. Primero ante su estreno programado para abril de 2020, para luego repetir cuando se retrasó a noviembre y ahora, otra vez, con su lanzamiento definitivo el 1 de octubre. En 18 meses hemos visto las mismas imágenes de Ana de Armas llevando un vestido de fiesta negro, diamantes en el cuello y los labios pintados de rojo, por todos lados.
Básicamente porque así es cómo la actriz cubana-española aparece en la película, formando parte de una única secuencia de acción en 2 horas y 43 minutos de metraje. Su presencia es breve pero sirve como un soplo de aire fresco tan refrescante que logra convertir a su personaje en la roba escenas de toda la producción.
Ana de Armas interpreta a Paloma, una agente de la CIA que trabaja para el amigo y homólogo de Bond en la agencia estadounidense, Felix Leiter (Jeffrey Wright). Paloma asiste a 007 en una misión en Cuba, infiltrándose juntos en una misión secreta de la organización Spectre.
La joven espía se presenta en la historia como una agente novata y entusiasmada con la misión, hablando más de la cuenta al decirle con ilusión a Bond que entrenó tres semanas para cumplirla. Sin embargo, al entrar en la fiesta se transforma en una espía de los pies a la cabeza, no solo se mueve como pez en el agua cumpliendo su rol, sino se erige como todo un personaje de acción haciéndole sombra a Daniel Craig y Lashana Lynch (la nueva 007 de la trama) con unas coreografías de patadas, peleas y disparos para quitarse el sombrero. Y todo mientras lleva tacones y un vestido de fiesta largo con escote pronunciado.
Y aunque en otras películas hubiera quedado ridículo -como sucedió con Bryce Dallas Howard convirtiéndose en el hazmerreír de las redes huyendo de dinosaurios en tacones durante todo el metraje de Jurassic World- Ana de Armas sale airosa gracias a un personaje fresco, simpático, efervescente y natural al que uno puede llegar a creerle semejante perfección.


A pesar de ser la que menos escenas tiene de todas las mujeres en la trama, Ana destaca tanto que es el único personaje que provoca deseos de volver a verla. Estoy segura que más de uno también se quedará con las ganas, esperando que aparezca de nuevo en otro momento de la película.
Por eso no me extrañaría nada que a raíz de este personaje, Ana de Armas se coloque en el punto de mira del género de acción o la industria del cine de superhéroes. Y tampoco que comiencen a rumorearse ideas para darle un spin off. Casi lo hicieron con el personaje de Halle Berry en Muere otro día, la agente de la NSA llamada Jinx -aunque el plan pasó al olvido por culpa de un presupuesto abultado- pero en el caso de Ana de Armas se antoja como un plan perfecto para ella.
¿Cómo se convirtió Paloma en espía? ¿Cómo fue su entrenamiento? ¿Cómo llega una espía cubana a trabajar para la CIA? ¿Cuántas misiones ha hecho? ¿Qué le depara el destino? Solo con plantearme las respuestas ya puedo imaginarme un spin off en toda regla. Los responsables de la saga y Daniel Craig aseguraron recientemente que no creen conveniente cambiar de género a James Bond para crear una versión femenina del personaje. Y en eso estoy de acuerdo. El actor y Barbara Broccoli están convencidos que no es necesario, que se puede crear un personaje femenino tan interesante para que tenga su propia vida cinematográfica sin necesidad de cargar el peso del legado de 007. Y creo que en Paloma y Ana de Armas podrían tener un diamante en bruto que podría satisfacer las peticiones de cambio.
Al igual que hizo en Puñales por la espalda, Ana de Armas pone su naturalidad y simpatía a merced de la cámara, aportando una dosis de frescura poco habitual en el género y que normalmente, cuando se intenta, sirve para crear personajes de descarga cómica o bufones de turno. Pero Ana consigue lo contrario: dejar huella y robarle la escena al mismísimo James Bond.
Ya sabíamos que Ana tiene un futuro brillante en Hollywood y Sin tiempo para morir no hace más que confirmarlo.

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