‘El juego del calamar’ tenía un secreto delante de nuestras narices

A casi tres semanas de su estreno, El juego del calamar continúa su periplo como fenómeno del año, no solo manteniendo la conversación candente en redes sociales sino también liderando el ranking de lo más visto de Netflix en gran parte del mundo.
Incluida España, donde la serie distópica no da tregua a ningún estreno, firme como la número uno. Y aunque ha sido vista por millones de hogares y diseccionada por usuarios de todo el mundo abiertamente en redes, todavía sigue sorprendiendo.
Probablemente más de uno no lo crea hasta que lo vea, pero El juego del calamar desvela uno de sus mayores secretos a plano abierto y delante de nuestras narices. Y muchos de nosotros sin darnos cuenta.
Tras devorar sus nueve episodios, muchos usuarios han vuelto a verla de nuevo. Quizás por gusto, fanatismo o por el afán de buscar detalles que pasaron por alto en un primer visionado. Después de todo estamos tan pendientes de cada juego, cada intento de eliminación y de cualquier detalle que aporte alguna revelación que resulta comprensible que no prestáramos atención a cada dato minúsculo. Sin embargo, El juego del calamar cuenta con uno mayúsculo que pasó desapercibido ante los ojos de muchos.
Todos aquellos que devoraron la serie saben que cada uno de los seis juegos de supervivencia que deben superar los 456 concursantes son violentos, brutales y, finalmente, mortales. Perder supone la muerte inmediata. Y a pesar de tratarse de juegos infantiles coreanos están cargados de acción, sangre, adrenalina y una intensidad abrumadora. El primer detalle que aporta estas características es que nadie sabe cuál será el siguiente juego hasta que da comienzo. Sus concursantes deben cumplir las primeras reglas (aliarse en grupos, parejas, escoger un símbolo, etc.) sin saber para qué servirá ni qué opción puede ser la más acertada.
Y es precisamente ese detalle el que sirve de punto de partida adrenalínica para los espectadores. Pero ¿y si les digo que esos juegos quedaron revelados en uno de los capítulos? ¿Qué sus protagonistas tuvieron la respuesta al alcance todo el tiempo?
Pues resulta que gracias a esos usuarios que han visto la serie con ojo más avispado hemos descubierto que cada uno de los juegos aparece revelado en varios planos. Sucede en el capitulo ocho, después de la prueba del puente de cristal, cuando solo quedan tres concursantes antes de la final. Al volver al gigante dormitorio que compartían vemos que han eliminado casi todas las camas, dejando solo tres. De esta manera, al despojarse de todas las literas, las paredes quedan al descubierto por primera vez, dejando entrever que cada uno de los juegos aparecía dibujado en las paredes.
El de la luz roja, luz verde; el desafío de la galleta, la lucha de la cuerda, el salto sobre el puente de cristales, etc.
Si rebobinamos episodios descubriremos que efectivamente los dibujos estaban desde un principio detrás de las literas, solo que al ser tantas apenas veíamos retazos de pintura negra sin descifrar lo que se escondía detrás. Y con tanta acción dramática en cada capítulo resulta comprensible que ni reparáramos en fijarnos en el detalle.
De esta manera, si al menos un concursante hubiera prestado atención a los dibujos, no habrían tenido que pelearse, discutir, debatir, incluso asesinarse, por temor al siguiente juego o por debatir cuál sería. Es decir, tenían la respuesta que se preguntaban constantemente y que llevaba a que se equivoquen en la elección de parejas en el juego de las canicas, delante de sus narices. Y nosotros también.
En resumen, no cabe duda que El juego del calamar no solo es el gran fenómeno de Netflix, sino que se ha convertido en todo un éxito viral con capacidad de seguir sorprendiéndonos aunque medio mundo ya la haya terminado.

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