El Caballero Negro es una leyenda viviente de la lucha libre xalapeña

El Caballero Negro y el Asesino Negro se estaban dando hasta con la cubeta en una de sus innumerables batallas en la Arena Xalapa, cuando por un momento dejaron de lado sus diferencias al escuchar el !ay! de un aficionado que, por la emoción desbordada no midió el terreno y se vino abajo desde las gradas, quedando malherido.
Y es que los combates entre esos dos gladiadores siempre causaron furor entre el respetable que asistía al coloso de la calle Sayago, también llamada la “catedral de la lucha libre veracruzana”.
Al recordar esta anécdota, Narciso Martínez Meléndez regresó al pasado, allá por 1970 cuando en sus años de juventud construía su leyenda, la del Caballero Negro, nombre con el que fue bautizado por el más grande y respetado luchador que ha tenido nuestra ciudad, don Hiraclys Fenerly.
Sin embargo, en sus inicios no le fue fácil llegar, ya que a sus 16 años de edad no fue aceptado por el famoso promotor de origen griego. “Siempre recibí un no por parte de Hiraclys. Durante unos tres meses vine a su oficina de Clavijero para pedirle una oportunidad de entrenar, pero siempre me la negó, argumentando que allí no recibían niños ni mujeres”, dijo.
“Pero fue tanta mi insistencia que tal vez lo harté y un día me dijo ´bueno, ¿pero tú no te cansas de venir verdad chamaco? ´, no, respondí, por lo que me indicó que buscara en el gimnasio a un luchador que le decían El Pantera. Al momento fui a verlo y al escuchar que toqué la ´puerta me preguntó que quién era; busco al Pantera; con una voz ronca e intimidante me contestó así: ´yo soy Delfino Pérez aquí no hay ningún Pantera, qué buscas niño. ´.. es que le habla el señor Hiraclys, al momento el hombre salió corriendo porque al promotor no le gustaba esperar”.
“Cuando Delfino llegó al lugar, don Hiraclys le ordenó que a partir de ese día me entrenara. ´El niño quiere practicar a ver si aguanta, allí te lo encargo´.. yo creo que más que una orden fue una sugerencia para que me cansaran y así desechara la idea de ser luchador”, expresó el ahora legendario gladiador xalapeño con más años en activo.
Su camino no fue fácil. Le pusieron muchos obstáculos, muchas barreras, pero poco a poco fue agarrando callo y tras dos años de intensos y agotadores entrenamientos llegó por fin a manos del mismo Hiraclys, justo al mediodía cuando entrenaba la crema y nata del arte del pancracio local como el Doctor Crimen, Júpiter, Chucho Monroy, Gavilán Ramírez y Jungla Negra”.
Así empezó a ver la luz de sus sueños y por fin tuvo el ansiado debut, aunque con el nombre de Hermes, el “Mensajero de los Dioses”, apodo que no fue del agrado de los aficionados, por lo que el mismo Hiraclys le anunció que le buscaría otro.
Fue de las famosas historietas de Kalimán donde encontró el nombre y allí surgió el Caballero Negro, con el que lleva 47 años y que lo ha lanzado al estrellato como uno de los más grandes luchadores que ha tenido nuestra ciudad.
Con un constante recorrer por el enlonado se fue labrando su destino y construyendo su futuro, un nombre que con el tiempo cobró fuerza hasta llegar a las luchas estelares, en la llamada época de oro de la lucha libre local.
Guerrero de mil batallas tuvo enfrentamientos con los más grandes como el Perro Aguayo, Canek, Doctor Wagner, El Cavernario Galindo, Halcón 78, Negro Navarro, El Signo, Los Mohicanos y Los Apaches, pero destaca los enfrentamientos con el Asesino Negro, a quien por cierto nunca pudo derrotar, incluso fue Hugo López Solano, nombre de pila del también ex periodista de nota roja, el que le quitó la máscara. “Siempre me ganó y en 1976 descubrió mi identidad; como buen deportista que soy tuve que reconocer que perdí y le entregué mi más preciado tesoro, la máscara”, comentó.
También estuvo a la sombra de otro luchador rudo apodado El Muerto, quien también fue su azote en cada combate sostenido, pero en septiembre de 1992 vino el ansiado desquite al disputarse el campeonato semicompleto. “Cada quien había ganado una caída, pero en la tercera le aventé unas patadas voladoras y luego le apliqué la Cavernaria para por fin derrotarlo en una lucha que ha sido de las más significativa en mi trayectoria deportiva”, expresó Narciso Martínez, nacido un 29 de octubre de 1955 en la ciudad de Poza Rica, pero quien desde los cinco años de edad reside en esta capital.
“Chicho” Martínez siempre se ha caracterizado por su humildad y sencillez, incluso no se considera una leyenda, a pesar de obtener todos los títulos que hay en la lucha libre. “Gané el peso ligero venciendo al Yuque, el welter a Chucho Monroy, el medio a mi hermano Gorila Infernal, el semicompleto a El Muerto y el completo a Rencor Latina, de Córdoba”, mencionó.
Aunque aún tiene mucho que dar, será el próximo año cuando tras medio siglo de carrera diga adiós a los encordados, pero será recordado por miles de sus aficionados como un luchador que nunca se dejó intimidar por sus rivales, un guerrero de la vida que jamás se rindió y que sólo el “Padre Tiempo” podrá vencerlo.

DEJA HUELLA

El Caballero Negro entrena actualmente a muchos niños y jóvenes en la escuela de lucha libre “El Soberano”, con sede en la Arena Xalapa.

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