‘No mires arriba’ de Netflix refleja la triste realidad de Matthew Perry

Netflix ha encontrado uno de sus filones infalibles en las grandes estrellas de Hollywood. Alerta Roja, A ciegas, Tyler Ryke y El irlandés son las cuatro películas con más horas vistas en los primeros 28 días de cada una en la plataforma (acumulando 364 millones de horas la primera y 214 millones la última). Y todas ellas están protagonizadas por artistas con poder de atracción ante la audiencia como Dwayne Johnson, Ryan Reynolds, Sandra Bullock, Chris Hemsworth y Robert De Niro.
Pues resulta que en los últimos compases de 2021 Netflix sumó otra prueba de ello con No mires arriba, la sátira social y política de Adam McKay que codea a figuras cotizadas como Leonardo DiCaprio con Jennifer Lawrence, Meryl Streep, Timothée Chalamet, Cate Blanchett, Mark Rylance y Tyler Perry, entre muchos más. La cinta está siendo un éxito para la plataforma, tanto en España como en gran parte del mundo, sin embargo esconde una triste realidad que tiene a Matthew Perry como protagonista.
Seguramente más de uno se esté preguntando “¿Qué tienen que ver No mires arriba, Netflix y Matthew Perry?” Pues más de lo que creerían. Para empezar debemos destacar que la cinta apocalíptica sobre un cometa que está a punto de acabar con la vida en la Tierra fue la más vista en Netflix en su semana de estreno. Es decir, a pesar de las críticas tibias y negativas de gran parte de los especialistas, los espectadores se han dejado atraer por el imán de las súper estrellas y coronado a No mires arriba como el éxito cinematográfico de Netflix a fin de 2021.
Por ejemplo, a la hora de escribir este artículo ocupa la segunda plaza del Top 10 en España por detrás de Cobra Kai, mientras fue vista unas 111 millones de horas desde su lanzamiento el 24 de diciembre. Y entre tanto visionado y éxito de audiencia Matthew Perry ha perdido la oportunidad de formar parte del fenómeno.


El actor eternamente recordado por su papel de Chandler en Friends era, originalmente, uno de los tantos nombres que poblaban el codiciado reparto de esta película. En octubre de 2020 se dio a conocer que iba a formar parte del casting y él mismo celebró el fichaje a través de Twitter. “Acabo de fichar por una película con Meryl Streep, si me necesitan estaré en la cinta de correr durante las próximas seis semanas” escribía el 14 de octubre de 2020 junto al título del filme. Mientras un día después bromeaba sobre su participación y protagonismo menor bajo DiCaprio, tuiteando: “No estoy seguro de por qué Leonardo DiCaprio aparece antes que yo en la próxima película ‘No mires arriba’. Pero no quiero que se preocupen. Conozco a algunas personas. Ya lo resolveremos”. Y concluía con el hashtag “No puedo estar más entusiasmado”.
Es decir, el entusiasmo del actor se palpaba a golpe de teclado. Y no es para menos: No mires arriba era su primera película desde 17 otra vez (2009), la comedia con Zac Efron estrenada hace nada menos que 12 años. Desde entonces lo hemos visto en series y sitcoms como The good wife, el spinoff The good fight o The off couple, pero sin llegar a brillar como lo hizo en Friends. Meses más tarde supimos que el plan seguía adelante cuando se filtró una fotografía del actor en el set de la película en Boston. En la imagen aparecía junto a Jonah Hill participando en uno de los actos políticos de la presidenta (Meryl Streep).
En resumen, participar en esta película suponía volver al rodeo cinematográfico por todo lo alto, codeándose con figuras de renombre en la industria y colocándolo en el mapa hollywoodense. Además, se trataba de un estreno que llegaba meses después de conmocionar a sus fans con su regreso sombrío en el reencuentro de Friends. En aquel episodio especial, Matthew Perry se convirtió en una sombra de tristeza y nostalgia, un ejemplo de recuerdos oscuros a raíz de la adicción al alcohol y vicodina que padeció durante varias temporadas cuando estábamos ante la celebración de un fenómeno que sigue conviviendo con el público.
Es decir, su participación era un hecho y un pedestal invisible tanto para borrar ese recuerdo triste ante el público como para su carrera. Sin embargo ¿alguien lo vio en la película terminada? No. Matthew Perry no aparece por ningún lado porque su secuencia, cameo o personaje fue eliminado por completo.
Viendo la imagen filtrada, el escenario y vestuario, podríamos especular que Matthew Perry iba a aparecer en el acto político que tiene lugar fuera de la Casa Blanca (tras una hora y 45 minutos de metraje) en contra de los científicos y la concientización global del apocalipsis inminente, e incluso me atrevería a sugerir que quizás interpretaba al vicepresidente, dado que nunca aparece en la historia. No obstante, Matthew Perry no logró pasar la tijera de la sala de montaje. De momento se desconoce por qué lo eliminaron cuando hubiera sido un cameo recibido con gusto por los fans de Friends, aunque hay quien especula que la ausencia sea consecuencia de la necesidad de recortar la longitud del metraje al tratarse de una película de 2 horas y 25 minutos de duración. Sin embargo, en mi opinión, si No mires arriba necesitaba espacio para incluir a Perry, podría tranquilamente haber recortado secuencias de un segundo acto que se alargan más de la cuenta.
Sin dudas, la ausencia de Matthew Perry es una sombra que llama la atención porque estamos ante una película repleta de estrellas, con todo tipo de figuras haciendo papeles pequeños como Ron Perlman, Melanie Lynskey, Ariana Grande, Gina Gershon, así como un cameo de Chris Evans. Que Matthew Perry no aparezca en el metraje cuando la secuencia del acto político sí está incluida en el filme y cuando el resto de personajes sí tienen su momento, deja en evidencia la triste irrelevancia que tiene en Hollywood.


Es cierto que la eliminación de personajes en la sala de montaje es una práctica habitual en el mundo del cine. A veces por necesidad de tiempo o por cambios en la visión de una historia se decide que un personaje ya no tiene cabida, y aunque se haya filmado se queda fuera. Le pasó a Paul Rudd en La boda de mi mejor amiga, a Harrison Ford en E.T. (era un maestro de Elliot), Tim Roth en Érase una vez en… Hollywood, Katherine Langford en Vengadores: Endgame o Rachel Weisz en To the wonder, entre otros. No obstante, en el caso de Matthew Perry estamos hablando de una presencia pequeña que habría alegrado a los fans y que, de tratarse de una sola escena, no habría realmente afectado tanto la longitud del metraje.
Cuando se supo que Matthew Perry iba a formar parte de la película, en cierto modo lo colocaron a la misma altura del resto de compañeros, subiéndolo a un pedestal entre estrellas consagradas de Hollywood. Teniendo en cuenta los problemas personales que padeció durante el éxito de Friends -como las adicciones, sus pasos por centros de rehabilitación o el no tener recuerdos de las grabaciones de tres temporadas- y el declive de su fama tras el final de la serie, su fichaje en No mires arriba auguraba un nuevo comienzo codeándose con grandes estrellas en un éxito de Netflix. Era su oportunidad para dar la nota como actor, lejos de Friends, lejos de la imagen triste y nostálgica que nos dejó durante su paso por el especial de la serie estrenado en HBO en 2021. Soy de las que opinan que si Matthew Perry hubiera aparecido en No mires arriba junto a Meryl Streep, Leonardo DiCaprio, Jonah Hill y Jennifer Lawrence, hubiera servido como alfombra roja invisible para reintroducirse ante el público y la propia industria. Lo hubiera colocado a la par de sus colegas de profesión en una película que destaca por tener a la crème de la crème en su amplio reparto.
Pero al dejarlo fuera es como si estuviéramos ante un reflejo de su irrelevancia; de lo poco que un cameo suyo, al final, se tendría en cuenta. El reflejo de un actor que fue y cuya presencia no termina de ser lo suficientemente relevante o necesaria, pero sí la del resto de súper estrellas. Porque cuesta creer que eliminarlo se deba a decisiones creativas cuando se trata de un cameo que seguramente no necesitara de minutos de explicación narrativa. Mientras también cuesta creer que se debiera a la necesidad de recortar la duración del metraje, básicamente porque la película malgasta varios segundos repitiendo la misma broma de Jennifer Lawrence criticando a un político que les cobra por unos snacks en la Casa Blanca.
Para una película de streaming, donde cinco minutos más o menos no marcan una diferencia decisiva ante el público, y al tratarse de un cameo que no habría cambiado la trama central, el dejarlo fuera podría verse como el reflejo del lugar perdido por Matthew Perry justo con la película que podría haberle servido como empujón profesional.

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