Edy Tavares explota en redes, pero aún no sabemos muy bien por qué

Los años noventa fueron particularmente macarras, sobre todo en la NBA. Tanto, que David Stern tuvo que meter mano en el asunto y pedir que se castigara con técnica cada exceso en la cancha, cada reacción exagerada tras tapón a un rival o cada burla tras un mate salvaje en la cara de alguien. De hecho, había veces que parecía que los jugadores estaban más motivados por machacar delante de algún pívot enorme que por ganar el partido en sí. No nos referimos a piques ocasionales, como cuando Michael Jordan machacó por encima de Mark Eaton (2.24 metros) porque estaba cabreado con el dueño de la franquicia de los Jazz, sino a cosas más organizadas.
Por ejemplo, en los Juegos Olímpicos de Sydney 2000, los jugadores de Estados Unidos establecieron un premio de un millón de dólares para quien pudiera machacar por encima del jugador chino Yao Ming (2.29 metros). Al final, nadie se llevó el premio como tal, pero Vince Carter nos dejó uno de los mates más icónicos de la historia cuando se lanzó hacia la canasta cuando la protegía el francés Frederic Weiss (2.18) y acabó colgado del aro con las piernas sobre el pívot. No le dieron el millón, pero se consolidó como, probablemente, el mejor “matador” de la historia.
Eso, en cualquier caso, son alardes. Y los alardes gustan más o gustan menos. Otra cosa es la necesidad. El jugador del Real Madrid, Edy Tavares (2.21 metros), es una de las grandes potencias defensivas del baloncesto europeo. Un jugador que lleva años marcando diferencias, clave en el prodigioso rendimiento de su club en la liga española y la europea. Tavares no solo es alto, sino que es ágil, potente y muy listo. Hablamos de un taponador descomunal, que obliga a rectificar muchos tiros solo para poder evitarle. Un número uno en lo suyo, vaya, sin discusión posible.
Este martes, Tavares dejaba en Twitter unas declaraciones bien extrañas en las que venía a quejarse de que los rivales intentaran machacar en su cara. “No es divertido”, venía a decir. De entrada, hay que dejar claro que ser pívot supone recibir tortas de todo tipo y es normal que alguien acabe explotando… pero, sinceramente, esto no lo habíamos visto nunca. Que alguien que va a taponar siempre al rival se queje porque a veces no lo consigue y le machacan en la cara es realmente inaudito. Podría quejarse un escolta, alguien que pasara por ahí y viera que se ceban con él para burlarse, pero, ¿un pívot de 2.21? ¿Cómo cree Tavares que deberían actuar los rivales? ¿Deberían dejarse taponar y punto?
No sé hasta qué punto, como dice en su tuit, Tavares ha sentido que su integridad física peligraba cuando alguien machacaba en su cara. Supongo que es una percepción muy subjetiva y, por lo tanto, irrebatible. Ahora bien, se me ocurren cosas peores. Alguien que vaya a taponarte, por ejemplo, en el aire, calcule mal y te tire al suelo o te dé un golpe en el cuello o en la cara o te desequilibre en pleno vuelo con las consecuencias que eso puede tener. A todo eso, Tavares lo llama “jugar duro” y le parece bien. Yo estoy de acuerdo con él, y, precisamente por eso, no entiendo lo contrario.
Como le contesta el entrenador Pedro Martínez en la misma red social -Martínez, entrenador del Manresa, coincidió con un jovencísimo Tavares en sus inicios en el Gran Canaria-, las dos cosas forman parte del juego. Si Tavares se empeña en proteger su aro con fiereza, y exactamente ese es su trabajo, tendrá que entender que a veces pondrá el tapón él u obligará al rival a tirar forzado… y a veces el rival vendrá con ventaja o saltará más y será el que imponga su fuerza. No creo que nadie lo esté haciendo “para fastidiarle” ni mucho menos para hacerle daño.
En el mundo de las quejas constantes de los deportistas de nuestra época, ya casi nada nos sorprende, pero la verdad es que aquí da la sensación de que nos estamos perdiendo algo. ¿Se siente humillado Tavares cuando alguien machaca en su cara, más allá de la frustración de haber concedido una canasta? ¿Entiende que el único propósito del atacante es ese: humillarle? ¿No piensa que lo mismo puede pasar al revés, que al tercer tapón que él le pone a alguien ese alguien también se va a sentir ridículo? ¿Y qué debería hacer? ¿Dejar de taponar a ese pobre hombre para que no vaya luego a Twitter a quejarse?
Con lo que debería quedarse Tavares es con el prodigioso partido que jugó en Manresa -19 puntos y 13 rebotes en 26 minutos- y no andarse con estas historias. ¿Que alguien machacó y luego le vaciló? Pues puede ser, pero, de verdad que si vamos a explotar cada vez que pasen cosas de esas es que nos estamos volviendo locos. No se pude ser tan de cristal en todo. No es que yo quiera que vuelvan los noventa con sus actitudes dudosas… pero quejarse de que alguien consiga una canasta ya me parece una vuelta de tuerca incomprensible

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