Crónicas Ausentes | La degeneración de nuestra convivencia social

In Memoriam de los periodistas asesinados.

El psicoanálisis desveló los motivos inconscientes del comportamiento humano, una especie de racionalidad de lo irracional, “la memoria del olvido”, “la lógica del delirio” (1), en consecuencia, el perdón, la inocencia y la legalidad de la razón en todo acto criminal quedaron clausurados, es decir, absolutamente todo acto humano tiene motivos ya sea inconscientes o conscientes, por lo que nombrar con otros nombres al ser “amado” no es suficiente justificarlo con un “me equivoque”, o “lo hice sin querer queriendo”, frase célebre del inmortal “Chespirito”.
En el argot psicoanalítico existe una figura lingüística que nos permite descubrir aún en el lenguaje los verdaderos motivos de lo no observable del iceberg de la conducta humana, la denegación, “sí pero no, o, no pero sí”, situación muy humana que nos pone en la escena de una película de terror, cuando la amiga se acerca a su “amiguísima” y le dice, “mira lo que te voy a decir” “no lo hago con la intención de ponerte mal”, y posteriormente, le relata que su amado le es infiel, y en ese “no pero si” se encuentra los verdaderos motivos de esa confesión, de esa pérdida de la inocencia, de esa confesión inconsciente, “si lo hago con la intención de ponerte mal”.
Partiendo del anterior preámbulo, hoy me desperté con la noticia que encabeza los titulares de los principales diarios que circulan en México, que a la letra reza, “Asesinada la periodista Lourdes Maldonado en Tijuana”, y todos compartieron además la fatal noticia con un comentario “inocente”, que aparentemente tiene que ver con la labor de “informar imparcial y oportunamente”, cosa que en el México postmoderno el poder mediático o los medios de comunicación jamás lo practicaron, porque estaban coludidos con el poder político y económico, “La reportera había alertado de que temía por su vida en una ‘mañanera’ de López Obrador. El presidente ha dicho que “no es responsable adelantar ningún juicio”.


No se necesita mucho para analizar un problema que vive México desde hace varias décadas, el problema de la violencia y la delincuencia organizada del narcotráfico y de “cuello blanco”, que se inició cuando el estado mexicano dejó de ejercer la potestad de la violencia y el castigo, como dictan los cánones de la teoría política, y se fueron construyendo otros poderes paralelos al estado mexicano capaces de ejercer la violencia y formar estados paralelos, es decir, que estamos hablando de la degeneración del poder público y de la clase política, y lo más lamentable para los mexicanos, de un estado fallido, aunque nos cueste aceptarlo.
Pero también hay que señalar que, aunque esto no exculpa a nadie, los responsables de ese estado fallido tienen nombres y apellidos, y no han sido castigados y andan impunemente todavía opinando, conspirando y soñando en volver al “pinche poder”, además hay que decir con énfasis que ese estado fallido no se creó por generación espontánea ni es producto esencialmente del actual régimen, quien como lo he señalado, pese a sus buenas intenciones y responsabilidad social, no podrá, sin una clase política opositora a la altura de lo que necesita México, un poder mediático y económico mentalmente sano y ético, resolver ese estado fallido, y seguiremos viendo que ni siquiera nuestras casas y menos nuestras calles sean seguras para no sufrir una agresión o cualquier violencia, porque reconstruir el estado de derecho, la democracia, y la política, es una labor que implica pensamiento colectivo y sentimientos comunitarios.
Hace poco escribí que “la pandemia del coronavirus ha servido no tan sólo para evidenciar nuestra vulnerabilidad y decadencia, sino también ha servido para mostrar la parte más ruin y espuria del ser humano, que hace que el ser humano continúe en la estupidez y la lucha por el poder,… la razón sigue al servicio de esa estupidez al ver como pandemia del coronavirus ha sido utilizada como un instrumento político para poder descalificar al oponente…”, y que, “usar la pandemia del coronavirus como arma política no se hace desde un aspecto científico racional, se hace falazmente y manipulando la información y las estadísticas,…”, es decir, se hace política con la muerte y el dolor humano y esto hay que decirlo con todas sus letras.
Pero no tan sólo se lucra y se hace política con los muertos por la pandemia del coronavirus, sino también con los impunes asesinatos de las hermanas y los hermanos periodistas, como lo hacen ahora las grandes corporaciones mediáticas de México o asentadas en México, como es el caso de la periodista asesinada, que aún sin la averiguación previa y utilizando su muerte, los medios de “comunicación” apunta sus garras y su hambre de poder hacia “un culpable”, como si el presidente Obrador fuera el autor intelectual, al subtitular la noticia de la muerte de Lourdes Maldonado, que acompaña la noticia a ocho columnas, tuviera todo el peso de un juicio sumario sin defensa, y un señalamiento, una denegación de la práctica periodística que encierra motivos e intereses más oscuros de la lucha por el poder público en México, a esos medios enfermos y pusilánimes ¡no les interesa la muerte de la periodista Lourdes Maldonado!, a esos carroñeros les interesa hacer política con el sufrimiento ajeno y la muerte de los mexicanos.
Aunque podemos entender que los comunicadores, periodistas, o articulistas dependen de las “políticas editoriales” de sus patrones, quienes siempre han salido indemnes del sufrimiento que vive y ha vivido el pueblo de México, es lamentable que no hagan algo para informar parcial y profesionalmente de un hecho que afectó lamentablemente a una de sus colegas y a su familia, y representa un síntoma de la degeneración de la vida pública en México, y un grave problema que ha llevado a situar a México como uno de los principales países donde la labor de periodista es una profesión peligrosa y mortal, y trabajar por las causas para resolverlo.
No nos olvidemos que hay 500,000 mexicanas y mexicanos que se dedican al narcotráfico, principalmente para sobrevivir, en este México rico en recursos naturales y humanos, belleza e historia, y seguro si pudiéramos construir un país justo estarían produciendo y trabajando para un mejor México, pero también, no olvidemos que hay gente enferma sin escrúpulos que no han dudado ni dudaran en hacer daño y cosas monstruosas, como el asesinato de Luis Donaldo Colosio, y el de otros muchos luchadores sociales y comunicadores, con tal de volver al “enfermo poder político y público”. Aunque deseo que nunca hubiera sucedido la muerte de muchas hermanas y hermanos periodistas, en especial, la muerte de Lourdes Maldonado, espero que este no sea el caso.
Creo que es hora de moralizar la política, suplicarle a los políticos que dejen de usar las muertes del covid19 y las muertes de periodistas como un arma política, nunca debe ser la muerte motivo de alegría y mucho menos de manipulación eso es inmoral. Hay que reconstruir nuestro país, y nadie sobra, todos faltan.

(1).-Título de un libro de Remo Bodei.

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