John Leguizamo expone los extremos a los que puede llegar un actor latino por culpa de los estereotipos

Triunfar en Hollywood no es tarea fácil y menos cuando un actor se encuentra entre las minorías de la industria.
Los estereotipos que rodearon siempre a los afroamericanos, asiáticos, latinos y actores de la comunidad LGBT están cambiando, pero no sin haber pasado décadas arrinconando a intérpretes sin variedad de oportunidades.
John Leguizamo es uno de ellos. Nacido en Colombia y con ascendencia latinoamericana enseguida supo que para llegar lejos tendría que desprenderse de su apariencia en todo lo que pudiera.
Lo cierto es que no podía hacer mucho. Solo se le ocurrió una cosa y la puso en práctica durante años, dejando ahora en evidencia la triste realidad que señala hasta dónde se puede llegar por ajustarse a la realidad de una industria selectiva y estereotipada.
A sus 57 años, John Leguizamo puede jactarse de tener un currículo variopinto con más de 150 créditos en su haber, con éxitos como Atrapado por su pasado (1993), Romeo y Julieta, de William Shakespeare (1996), Moulin Rouge (2001) y tantas otras.
En la actualidad es uno de los actores latinos más solicitados y aclamados del negocio, habiendo demostrado que su apariencia exterior no condiciona los personajes que interpreta.
Sin embargo, para llegar tan lejos, primero fue víctima de esos estereotipos que llevan a muchos actores latinos a los mismos roles de narcotraficante, criminal o amante pasional.
Como ejemplos podemos pensar en Jordi Mollà que se abrió camino en Hollywood dando vida a narcotraficantes en varias producciones, o cómo Antonio Banderas o Penélope Cruz se plantaron allí con unas primeras películas que explotaban el sex-appeal latino -Los reyes del mambo y Las mujeres arriba- para luego dar la nota en Philadelphia o La casa de los espíritus y Todos los caballos bellos, respectivamente.
Pero en el caso de John Leguizamo optó por alejarse del sol para mantener su piel lo más blanca posible y así tener más posibilidades de encontrar trabajos interesantes y variados. Así lo contó en una serie de entrevistas realizada por la Academia, admitiendo que siguió esta práctica “durante años” al ver cómo los actores latinos de tez más oscura no lograban obtener personajes de la misma calidad que aquellos de piel blanca.
“No salía al sol durante años. Era algo que hacía conscientemente porque podía trabajar” dijo el intérprete que llegó a dar vida al francés Toulouse-Lautrec en Moulin Rouge.
De esta manera, al no exponerse a la luz solar evitaba broncearse y oscurecer su tono de piel después de descubrir la realidad que le rodeaba en su negocio.
“Todos los latinos que llegaron lejos, muchos de ellos eran de piel más blanca. ¿Qué pasó con todos los afroamericanos y la mayoría de latinos indígenas? No tienen oportunidades. Tenemos que lidiar con muchas cosas en Hollywood, que tenemos que arreglar, así que debemos hablar alto y claro” añadió.
Con sus palabras Leguizamo comparte los extremos personales a los que un actor latino puede llegar con tal de ajustarse a la realidad estereotipada que le rodea. Cómo para trabajar, cumplir sus sueños, ponerse a prueba y obtener las mismas oportunidades que un actor de tez más blanca, puede enjaular su libertad profesional. Por eso, después de él mismo caer en las redes de esas exigencias, ahora dice basta.
Leguizamo cuestiona que esa falta de oportunidades aleja a los actores latinos de llegar lejos, triunfar y poner a prueba su talento. “¿Cómo se crea una estrella latina en América cuando los personajes son unidimensionales y no merecen premios?” preguntaba para luego cuestionar a Hollywood con su actitud divisoria.
“La pregunta real es ¿por qué los latinos no triunfan? ¿No somos lo suficientemente inteligentes? ¿Talentosos? ¿No lo suficientemente guapos? ¿No trabajamos duro? No, aplica ninguno de esos estereotipos e ideas racistas porque nadie intenta trabajar más duro con menos acceso” sentenciaba.
En su caso, asegura que llegó a enfrentarse a ejecutivos que no creían que tendrían ganancias si escogían a actores latinos o centraban historias en comunidades latinoamericanas. Es más, cuenta que varios de ellos llegaron a decirle que “el público latino no quiere ver a gente latina”. En cambio, él está convencido del hambre de la audiencia por ver un amplio abanico de personajes e historias.
“Sé que existe más allá de lo que un jefe de estudio o cadena me diga” sentencia.
De todos modos, Leguizamo ve la luz al final del túnel. Aunque en sus inicios complaciera los estereotipos pasando años sin tomar el sol, está convencido de que poco a poco las cosas están cambiando para la minoría latina en Hollywood desde la pandemia y Black Lives Matter.
Es más, él quiere seguir formando parte del cambio y después de protestar en los Emmy de 2020 anunciando que no vería la ceremonia por la ausencia de actores latinos en las nominaciones, se ha postulado como gobernador de la Academia para mover hilos con su influencia desde dentro.
“No quiero que ningún niño pase por lo que yo pasé. Ningún niño latino, blanco, negro, asiático […] Hay mucho talento allí fuera. Quiero ser el ejecutivo de estudio que compra sus ideas y les da luz verde” proclamó.

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