Grata y satisfactoria experiencia

Con la llegada de Mons. Jorge Carlos, como Arzobispo de Xalapa, terminó para mí la misión como Administrador Apostólico en este tiempo de sede vacante que, con dolor, tuvo que experimentar la Arquidiócesis, por la sorpresiva muerte de Mons. Hipólito Reyes Larios.
Sabemos que Xalapa y Papantla son Iglesias cercanas geográficamente y que Papantla se desmembró de Xalapa hace ya casi cien años por iniciativa de San Rafael Guízar y Valencia y, por esa cercanía, creo yo, cuando Mons. Jorge Carlos Patrón fue llamado a colaborar con el Papa Francisco en Roma, y Papantla quedó en estado de sede vacante, Mons. Hipólito Reyes Larios fue nombrado, por el Papa Francisco, Administrador Apostólico de Papantla. Siete años después, Dios quiso que, al morir Mons. Hipólito Reyes Larios, yo fuera Administrador Apostólico de Xalapa, así que vine a devolver el favor que hizo Mons. Hipólito a Papantla, lo cual ha hecho crecer esa cercanía, ahora en el orden espiritual.
Por lo anterior, quiero expresar mi agradecimiento a nuestro Dios que, el 17 de agosto del año pasado, por medio del Papa Francisco, me encomendó este servicio en un momento difícil para todos, pues estábamos en plena tercera ola de covid, atendiendo nuestros enfermos y llorando nuestros muertos. El 8 de agosto murió Mons. Hipólito Reyes Larios, el 10 mi cuñado Guadalupe Santos, el 20 mi hermana María Dolores y el Padre José Alberto Guerrero, mi Vicario General, y el día 21 el Padre Bonifacio Gerón García. Fue un momento de prueba, de gracia de Dios y de misión en el que, sorprendentemente, no me enfermé ni me quebré. ¡Dios fue mi salud y mi fuerza! ¡Bendito sea el Señor! ¡Bendita gracia de estado!


También quiero manifestar que, para mí, este tiempo de acompañar a la Arquidiócesis ha sido muy grato y satisfactorio porque conté con la muy buena acogida y colaboración de los sacerdotes para poder cumplir la misión que consistía en acompañar, coordinar y animar a todos para que la vida espiritual y pastoral no se detuviera, sino que siguiera adelante y eso fue lo que tratamos de hacer y creo que lo logramos, pues juntos afrontamos los retos que se nos presentaron para entregar buenas cuentas.
Durante este tiempo hice lazos de fraternidad sacerdotal con muchos sacerdotes y en todos los casos me manifestaron su aprecio, respeto y su disposición para sacar adelante el trabajo encomendado. Con los que trabajé más de cerca siempre me decían “esta es su casa” y me lo volvieron a reiterar al terminar la misión como Administrador Apostólico y también así lo siento yo “que Xalapa es mi casa” y sé que, aunque ahora ya terminó la misión encomendada, seguiré siendo bien recibido, pues ahora no sólo tengo hermanos sacerdotes en Xalapa, sino también amigos y los lazos que hicimos entre nosotros permanecerán para siempre.
Mi agradecimiento a las hermanas religiosas que me atendieron en distintos momentos, así como a los laicos con los que tuve contacto en este tiempo, sobre todo a los que rezaron por mí y que, sin que yo lo supiera me estuvieron sosteniendo con su oración. A todos les pido que ahora recen por su Arzobispo Mons. Jorge Patrón Wong para que, con la intercesión de la Inmaculada Concepción y de San Rafael Guízar y Valencia, haya muchos frutos durante su ministerio como Pastor de la Arquidiócesis de Xalapa.

  • VIII Obispo de Papantla.

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