Al estilo Mathey | El valor de la sensibilidad

Buen día apreciado lector:

Pues mire, cómo todos los días surgen ejemplos de vida que nos demuestran lo mucho que pueden servirnos en nuestra propia cotidianidad.

Aparte del tema de la guerra, que -pedimos al Creador se resuelva de inmediato, está el escándalo, la semana pasada, del tenista alemán Alexander Zverev, que tras ser descalificado del torneo de Acapulco por golpear la silla del juez, se disculpó públicamente mediante un texto que todo indica, no escribió él, sino su oficina de relaciones públicas o simplemente un buen responsable de su área de prensa preocupado por su jefe.

Si no lo leyó, nomás mire lo que dice, que, insisto nadie cree haya escrito el tenista:

“Es difícil expresar con palabras lo mucho que lamento mi comportamiento durante y después del partido de dobles de ayer. Me disculpé en privado con el juez de silla porque mi conducta hacia él fue incorrecta e inaceptable, y estoy decepcionado conmigo mismo”, afirma arrepentido Zverev en sus redes sociales.

“Simplemente no debería haber sucedido y no hay excusa. También me gustaría disculparme con mis seguidores, el torneo y el deporte que amo. Como saben, dejo todo en la cancha. Ayer, me pasé demasiado. Me tomaré los próximos días para reflexionar sobre mis acciones y cómo asegurarme de que no vuelva a suceder. Lo siento”, añade el tenista alemán, que era el segundo favorito del torneo individual mexicano.

Miren qué bonito ejemplo de vida; qué tal se vería si por estos días en nuestros rumbos, luego del affaire nacional, de inmediato hubiera circulado en los medios un texto firmado por el machuchón del Palacio de Enríquez dedicado a una muy inteligente y sensata reportera y que dijera:

“Es difícil expresar con palabras lo mucho que lamento mi comportamiento; me disculpé en privado con la reportera Sara porque mi conducta (…) fue incorrecta e inaceptable, y estoy decepcionado conmigo mismo”.

“Simplemente no debería haber sucedido y no hay excusa. También me gustaría disculparme con mis seguidores; ayer, me pasé demasiado. Me tomaré los próximos días para reflexionar sobre mis acciones y asegurarme de que no vuelva a suceder. Lo siento”.

Qué valiosos son todavía los buenos auxiliares de prensa, ¿verdad?, bueno, allá en Alemania. Ya de paso con lo de los ultrajes y la Corte, vemos que tiene agallas el muchacho, porque, aunque no sepa de leyes tiene el valor de crear iniciativas de ley para defender a la poli. Ora que si también derrama esa pasión por los ciudadanos, ¡ya la hicimos!

Tenga paz y armonía en su hogar. Cuide las plantas.

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