El Vaticano se pronuncia por declaraciones del Papa Francisco sobre la «convivencia civil» de homosexuales

Fue en un comunicado dirigido a los obispos a través de las nunciaturas de todo el mundo sobre el contexto y alcance de las declaraciones del Papa Francisco en el documental «Francesco»

Ayer corrió por las redes sociales un documento remitido por la Secretaría de Estado del Vaticano a los obispos a través de las nunciaturas explicando el contexto y alcance respecto a las declaraciones del Papa Francisco sobre la convivencia o unión civil de personas homosexuales, recientemente difundidas en el documental «Francesco».
Esta aclaración llega dos semanas después de la polémica y el escándalo, y no a través de los canales de Comunicación oficiales del Vaticano, sino en una carta privada.
No es descartable que muchos obispos han escrito al Vaticano para obtener una aclaración.
El Nuncio Apostólico en México, Mons. Franco Coppola, ha confirmado el texto y lo ha publicado completo en su página de Facebook

Comunicado para los obispos

PARA ENTENDER ALGUNAS EXPRESIONES DEL PAPA EN EL DOCUMENTAL «FRANCISCO»
Algunas afirmaciones, contenidas en el documental «Francisco» del guionista Evgeny Afineevsky, han suscitado, en días pasados, diversas reacciones e interpretaciones. Se ofrecen por lo tanto algunos elementos útiles, con el deseo de favorecer una adecuada comprensión de las palabras del Santo Padre.
Hace más de un año, durante una entrevista, el Papa Francisco respondió a dos preguntas distintas en dos momentos diferentes que, en el mencionado documental, fueron editadas y publicadas como una sola respuesta sin la debida contextualización, lo cual ha generado confusión. El Santo Padre había hecho en primer lugar una referencia pastoral acerca de la necesidad que, en el seno de la familia, el hijo o la hija con orientación homosexual nunca sean discriminados. A ellos se refieren la palabras: «las personas homosexuales tienen derecho a estar en familia; son hijos de Dios, tienen derecho a una familia. No se puede echar de la familia a nadie ni hacerle la vida imposible por eso».
El siguiente párrafo de la Exhortación apostólica post-sinodal sobre el amor en la familia Amoris Laetitia (2016) puede iluminar tales expresiones: «Con los Padres sinodales, he tomado en consideración la situación de las familias que viven la experiencia de tener en su seno a personas con tendencias homosexuales, una experiencia nada fácil ni para los padres ni para sus hijos. Por eso, deseamos ante todo reiterar que toda persona, independientemente de su tendencia sexual, ha de ser respetada en su dignidad y acogida con respeto, procurando evitar «todo signo de discriminación injusta», y particularmente cualquier forma de agresión y violencia. Por lo que se refiere a las familias, se trata por su parte de asegurar un respetuoso acompañamiento, con el fin de que aquellos que manifiestan una tendencia homosexual puedan contar con la ayuda necesaria para comprender y realizar plenamente la voluntad de Dios en su vida» (n. 250).
Una pregunta sucesiva de la entrevista era en cambio inherente a una ley local de hace diez años en Argentina sobre los «matrimonios igualitarios de parejas del mismo sexo» y a la oposición del entonces Arzobispo de Buenos Aires al respecto. A este propósito el Papa Francisco ha afirmado que «es una incongruencia hablar de matrimonio homosexual», agregando que, en ese mismo contexto, había hablado del derecho de estas personas a tener cierta cobertura legal: «lo que tenemos que hacer es una ley de convivencia civil; tienen derecho a estar cubiertos legalmente. Yo defendí eso».
El Santo Padre se había expresado así durante una entrevista del 2014: «El matrimonio es entre un hombre y una mujer. Los Estados laicos quieren justificar las uniones civiles para regular diversas situaciones de convivencia, movidos por la exigencia de regular aspectos económicos entre las personas, como por ejemplo asegurar la asistencia sanitaria. Se trata de pactos de convivencia de diferente naturaleza, de los cuales no sabría dar un elenco de las distintas formas. Es necesario ver los diversos casos y evaluarlos en su variedad».
Por lo tanto es evidente que el Papa Francisco se ha referido a determinadas disposiciones estatales, no ciertamente a la doctrina de la Iglesia, numerosas veces reafirmada en el curso de los años.
Uniones civiles y convivencia ya defendida por el entonces Cardenal Bergoglio
Este comunicado confirma a su vez lo que publicaron los Arzobispos de La Plata, el emérito Mons. Héctor Aguer y el actual, Mons. Víctor Manuel Fernández.

En un texto publicado en su perfil de Facebook el 21 de octubre, y luego eliminado, Mons. Fernández, asesor teológico del Papa Francisco, dijo que «Bergoglio (sic) siempre reconoció que, sin llamarle ‘matrimonio’, de hecho existen uniones muy estrechas entre personas del mismo sexo, que no implican de por sí relaciones sexuales, pero sí una alianza muy intensa y estable. Se conocen a fondo, comparten el mismo techo durante muchos años, se cuidan, se sacrifican el uno por el otro».

«Entonces puede ocurrir que ellos prefieran que en un caso extremo o de enfermedad no se consulte a sus parientes, sino a esa persona que conoce a fondo sus intenciones. Y por lo mismo prefieren que sea esa persona quien herede todos sus bienes, etc. Esto puede estar contemplado en la ley y se llama ‘unión civil’, o ‘ley de convivencia civil’, no matrimonio. Bergoglio siempre tuvo esta opinión, e incluso años atrás hubo una discusión en el Episcopado argentino, donde Bergoglio defendía esto, pero perdió. La mayoría decía que eso se iba a confundir con el matrimonio y preferían no innovar», escribió Mons. Fernández.
Mons. Aguer, en un artículo titulado «La familia: esposa, esposo, hijos. A propósito de una declaración papal», dijo que «siendo arzobispo de Buenos Aires, el entonces Cardenal Bergoglio, en una Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal Argentina, propuso aprobar la licitud de las uniones civiles de personas homosexuales por parte del Estado, como una posible alternativa a lo que se llamó -y llama- ‘matrimonio igualitario’».
«En aquella oportunidad se argumentó en su contra que no se trataba de una cuestión meramente política o sociológica, sino que entrañaba un juicio moral; en consecuencia no se puede promover la sanción de leyes civiles contrarias al orden natural. Se recordó, asimismo, que esta doctrina ha sido enunciada repetidas veces en los documentos del Concilio Vaticano II. El plenario de los obispos argentinos rechazó aquella propuesta con un voto adverso», señaló el Arzobispo Emérito de La Plata.
La postura de la Iglesia respecto a las «uniones civiles»
Mons. Aguer, en su artículo, también recuerda la postura de la Iglesia, que todavía se mantiene.

El año 2003 la Congregación para la Doctrina de la Fe declaró que el respeto debido a las personas homosexuales, que la Iglesia sostiene, «no puede conducir en modo alguno a la aprobación de esa conducta o al reconocimiento legal de sus uniones». No es suspicacia pensar que tales uniones, a las cuales se propone otorgar reconocimiento legal, no son «platónicas»; por tanto, se estaría implícitamente aprobando la cobertura por ley de la sodomía. Otra, muy diferente, es la enseñanza del Catecismo de la Iglesia Católica (n. 2357-2359), que presenta una exposición ponderada del tema en el contexto de su estudio del sexto mandamiento, y de la virtud de la castidad. Lejos de condenar a las personas que manifiestan una inclinación por el mismo sexo, se indica que deben ser «acogidas con respeto, compasión y delicadeza», pero que el ejercicio de esa tendencia objetivamente desordenada es contrario a la ley natural, está cerrado a la procreación -finalidad primaria de la relación sexual- y carece de la debida complementariedad afectiva y sexual.
La conclusión final del texto magisterial, firmado por el Cardenal Ratzinger, luego Benedicto XVI y promovido por San Juan Pablo II, no deja lugar a dudas:
La Iglesia enseña que el respeto hacia las personas homosexuales no puede en modo alguno llevar a la aprobación del comportamiento homosexual ni a la legalización de las uniones homosexuales. El bien común exige que las leyes reconozcan, favorezcan y protejan la unión matrimonial como base de la familia, célula primaria de la sociedad. Reconocer legalmente las uniones homosexuales o equipararlas al matrimonio, significaría no solamente aprobar un comportamiento desviado y convertirlo en un modelo para la sociedad actual, sino también ofuscar valores fundamentales que pertenecen al patrimonio común de la humanidad. La Iglesia no puede dejar de defender tales valores, para el bien de los hombres y de toda la sociedad.
El texto se refiere a la legislación civil, como no puede ser de otro modo. Unas consideraciones, que como en su introducción declara no es nueva, no hay nuevos elementos doctrinales a los ya expresados por la Iglesia
Las presentes Consideraciones no contienen nuevos elementos doctrinales, sino que pretenden recordar los puntos esenciales inherentes al problema y presentar algunas argumentaciones de carácter racional, útiles para la elaboración de pronunciamientos más específicos por parte de los Obispos, según las situaciones particulares en las diferentes regiones del mundo, para proteger y promover la dignidad del matrimonio, fundamento de la familia, y la solidez de la sociedad, de la cual esta institución es parte constitutiva.
Permanecen varios cuestionamientos respecto a la inclusión de las palabras del Papa en «Francesco»
Muchos fieles siguen extrañados por la diferencia a la hora de aclarar las polémicas y recuerdan la velocidad con las que se rectificaron las palabras del Papa en su viaje a Irlanda, un día. Aunque en aquella vez los presuntos afectados eran los del lobby LGTB, y se eliminó de la transcripción la palabra ‘psiquiatra’, según decían porque así se reflejaba mejor el pensamiento del Pontífice.
La oficina de prensa del Vaticano no ha respondido hasta ahora a las cuestiones planteadas por los periodistas sobre la causa por la que los comentarios del pontífice respecto a la tutela de los homosexuales pronunciados durante una entrevista concedida en 2019 a Televisa fueron censurados en aquel momento mientras que han salido a la luz en el documental ‘Francesco‘ presentado en el Festival del Cine de Roma y premiado por el propio Vaticano sin ninguna declaración al día siguiente de saltar la polémica.
Según confirmó este viernes una portavoz de la cadena mexicana a Europa Press, la emisión de la entrevista con el Papa que hizo Televisa coincide con el material completo que les había dado el Vaticano. Por ello, muchos medios han deducido que el Centro Televisivo del Vaticano (CTV) –el encargado en exclusiva de la grabación y distribución de todas las entrevistas televisivas del Papa– entregó la grabación de la entrevista a Televisa sin incluir estos comentarios del Papa y que poco después decidió entregarle el material completo al director ruso.
De momento, a pesar de las insistentes solicitudes para aclarar el asunto, el dicasterio de comunicación del Vaticano sigue guardando silencio. Además, según una circular para los empleados de los medios de comunicación del Vaticano filtrada por el diario italiano Il Fatto Quotidiano, el aparato de comunicación del Vaticano impuso la orden de no hablar de lo sucedido en los medios porque se estaban tomando medidas para enfrentar la crisis mediática.

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