Triduo Pascual

La Semana Santa o Semana Mayor, es la más importante del cristianismo pues en ella se conmemora y celebra la esencia del mensaje y la obra de Jesús de Nazaret. El mundo se ha humanizado y transformado desde aproximadamente 2000 años con su evangelio al grado de que la historia ha marcado un antes y un después de Cristo.
El Triduo Pascual es a su vez el tiempo crucial de la Semana Santa. Está comprendido entre la celebración eucarística del jueves santo y concluye con la oración de vísperas del domingo de pascua. Es decir, los tres días claves de la semana son el jueves, el viernes y el momento entre el sábado y el domingo de la resurrección que usualmente empieza el sábado por la noche con la vigilia pascual.
En el jueves se conmemora la institución del mandamiento del amor y de la eucaristía que es la esencia de la propuesta del humanismo cristiano para la vida práctica. Ese día recordamos como Cristo lavó los pies a sus discípulos, les puso el ejemplo y nos dijo sencillamente “Ámense los unos a los otros”. Jesús en la última cena partió el pan y compartió el vino con sus discípulos pidiéndoles que esto se hiciera en su memoria. Hasta nuestros días, la eucaristía congrega en la unidad a los seguidores de Jesús.


El viernes se recuerda la pasión y muerte de Jesucristo, “no hay amor más grande que el que da la vida por sus amigos” es un día de luto, de silencio y de profunda reflexión. Este es el momento del triduo pascual propicio para ver en el “viacrucis” el camino difícil y doloroso del nazareno. La pasión de Cristo nos sigue sorprendiendo y horrorizando pero constituye un ejemplo para que nosotros también carguemos nuestra propia cruz y lo sigamos en nuestras tareas cotidianas.
La noche del sábado para el domingo de resurrección, es el día más grande e importante para los cristianos, incluso más que la navidad. Se empieza a celebrar desde el sábado por la tarde-noche con una solemne vigilia. Es el triunfo de la luz sobre la oscuridad y de la vida sobre la muerte pues Jesús de Nazaret resucita de entre los muertos. Es así como su vida ejemplar de amor y unión con los demás se convierte en la luz que nos permite a todos transitar por el mundo con mayor paz y dignidad.
El Amor es paciente, es servicial, no es envidioso, no toma en cuenta el mal, no se alegra con la injusticia y es tolerante por lo que, “Si no tengo amor, nada soy” diría después San Pablo. La resurrección y la vida cerca de Dios es la meta de todo cristiano y por ello, también refiere el discípulo y ciudadano romano, que “vana seria nuestra fe si Cristo no hubiera resucitado”. La “pascua”, es el paso de la muerte a la vida y por ello los “huevitos” y “conejitos” de chocolate ayudan a aderezar esta fiesta.
Twitter @basiliodelavega

Compartir

Más noticias

La ruta del dinero

Esta agitada primera quincena del mes de abril se caracterizó por las noticias que nos hicieron dar un salto al enterarnos que el dinero depositado en las Afores se iría a un fondo de

Ponte en contacto

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

La Aldea de la Información © 2023. Todos los derechos reservados.

Desarrollado por Elemento Technologies