​Así pasa cuando sucede | Los síndromes de gobierno

COATZACOALCOS, Ver.- En nuestro país, la realidad es increíble, y lo increíble, se vuelve realidad. Lo anterior viene al caso, por el par de enfermedades que parecen recorrer nuestro país el Síndrome de Procusto y el Bovarismo: El síndrome de Procusto, es una enfermedad que deriva de la incapacidad para reconocer como válidas ideas de otros, el miedo a ser superado profesional o personalmente, la generalizada envidia, todo ello nos puede llevar a eludir responsabilidades, tomar malas decisiones y frenar las iniciativas, aportaciones e ideas de aquellos que pueden dejarnos en evidencia.

*** Toma su nombre de la mitología griega, donde Procusto, hijo de Poseidón como posadero de Ática adaptaba a la fuerza a sus huéspedes en un lecho donde los alargaba descoyuntándolos o los mutilaba si no cumplían las medidas de la cama asignada, la tortura termina cuando Teseo le aplica el mismo método decapitándolo.

*** El Bovarismo, por su parte, deriva de los problemas de las personas para diferenciar la realidad de las fantasías y los sueños con la realidad.

*** Con quienes padecen el síndrome de Procusto los expertos recomiendan no buscar el enfrentamiento, tampoco mostrar debilidad e intentar recurrir al diálogo razonando, de lo c: si no puedes vivir sin tratarme bien, deberás aprender a vivir lejos de mí; 15 millones de seguidores, así lo hicieron este domingo. Ni modo, así pasa cuando sucede.

*** Los mexicanos con derecho a elegir a sus gobernantes, son 92 millones, nunca participan todos pero con el 50% se considera legitimado un gobierno por lo que en muchas democracias se establece una segunda votación si este número no se alcanza.

*** El presidente López Obrador, obtuvo en el 2018, cuando fue electo para un periodo de seis años, 30 millones de votos, mientras que en la consulta del pasado domingo, utilizando todas las artimañas del pasado que se creían desterradas, logró obtener 15 millones de votos, lo que presupone que 15 millones que le tuvieron confianza hace tres años ya se la perdieron a pesar de los resultados de tres años de gobierno.

*** Para entender lo anterior, quizás sea menester la lectura de “Si el Águila hablara” del ex gobernador Miguel Alemán Velasco, que refiere los seis años de gobierno y los síndromes que contraen; en el primer año, el de los Santos Reyes o de Santa Claus, conocer todo visitar y solucionar todo; El segundo año, el síndrome del Coordinador. El Presidente sabe ya que no pudo solucionar él solo los problemas en un año y opta por coordinar a muchos “kimo-sabis”. El tercer año es el síndrome del Mesías. Mi verdad es la única y punto. No busca comprensión, o estás conmigo o estás contra mí.

*** En el cuarto año le invade el síndrome de Harún Al-Rachid, el comendador de los creyentes en Las mil y una noches: Se enoja con su gran visir, deja a todas las del harem, se enamora de Scheherezada y le pone casa o palacio. El quinto año es el síndrome de Iván el Terrible. El Presidente desconfía de todos, de su hijo. Su familia murió para él y se aleja. Y en el sexto y último año de gobierno aparece el síndrome del Premio Nobel. El año de cerrar el compromiso con el pueblo. Es en este año cuando surge un gran traidor, esto no falla, dice el ingeniero Tierritas, quien inició su camino como fontanero de Palacio Nacional y lo concluyó como potentado con avión y yates propios.

*** Sugerencias y comentarios: sogo51@hotmail.com

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