SABERES Y SABORES

Odio y homicidio
 
La Compañía de Jesús es una orden religiosa de la Iglesia Católica, fundada por San Ignacio de Loyola en el año 1534. Durante más de 486 años de historia los jesuitas han sido misioneros enviados a las fronteras humanas y sociales, “al servicio de la fe y de la promoción de la justicia”, asumiendo cualquier tipo de actividad que contribuya a esta misión.
Hay jesuitas que son ordenados sacerdotes y otros que son consagrados como hermanos; los estudios de preparación son largos e incluyen, normalmente, filosofía, teología y otra especialización, además de experiencias formativas en la vida religiosa. Actualmente la Compañía de Jesús regenta varios miles de instituciones educativas, sociales, pastorales, etc., en las que colabora con una gran cantidad de personas: hombres, mujeres, jesuitas y otros llamados, todos y todas, al servicio del Reino de Dios en la Iglesia, por una misión de reconciliación y la justicia.
El odio entre los hombres es un hecho de todos los tiempos, porque es el fruto de un mal corazón; Dios hizo a los hombres para que vivieran en una relación mutua. El odio nace de la envidia, tiende a la supresión del otro y, a su vez, conduce al homicidio.
El esquema envidia-odio-homicidio se aplica siempre en el mismo sentido; el impío odia al justo y se conduce como su enemigo. Los malos contra los piadosos parecen algo de nunca acabar.


Estigmatizo la violencia en todas sus manifestaciones y más aún si es en contra de seres indefensos que solo hacen el bien. Se odia al mal, no a los hombres; muchos de ellos son producto de las circunstancias, sin embargo, no por ello dejan de ser responsables de sus actos.
La violencia se percibe también a través de su efecto mayor: la destrucción de la vida física. Tal es el violento caso de aquel hombre perseguido, que se introdujo en una iglesia y de los dos sacerdotes asesinados.
Las víctimas no ponen su esperanza en una réplica de la misma naturaleza; que el hombre violento sea presa de la justicia, que no se le devuelva golpe por golpe, sino que se haga justicia por el crimen cometido.
La justicia no se identifica con la fuerza, con la venganza, la ira ni con el enojo. ¡Aplicar la ley es el reclamo!
Los cuerpos de los clérigos identificados como Javier Campos Morales, de 78 años de edad y Joaquín César Mora Salazar, de 80 años edad, así como el de la tercera víctima, Pedro Eliodoro Palma, fueron robados tras el atentado.
 
La tarde de este miércoles, la gobernadora de Chihuahua, María Eugenia Campos, informó que los restos fueron localizados y recuperados. “Esto comprobado por medicina forense”, dijo. Antes, las autoridades informaron que más de 250 elementos del Ejército se encontraban en la sierra Tarahumara de Chihuahua para localizar al sospechoso del asesinato, identificado como José Noriel Portillo, alias “El Chueco”, presunto líder de “Los Salazar”, un brazo armado del Cártel de Sinaloa en esa región.
 
¡Exigimos y demandamos justicia!

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