SABERES Y SABORES

La migración

Las reglas de urbanidad indican que nunca se debe hacer esperar a una persona que viene a visitarnos; eso es totalmente descortés. Si es posible, una persona educada debe atenderla durante ese tiempo.
Este martes, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, se reunió en Washington con su homólogo mexicano, Andrés Manuel López Obrador, para discutir principalmente sobre la migración y los desafíos en torno a ella. En el marco de la grave situación en la frontera común que alberga una cantidad récord de indocumentados, ambos mandatarios también trataron la cuestión de los recientes casos de tráfico de personas.
Se señaló que 41,3 millones de personas fueron desplazadas internamente en todo el mundo, el mayor número de casos registrados en toda la historia. La Comisión Nacional de los Derechos Humanos expone que se trata de “personas o grupos de personas que se han visto forzadas u obligadas a escapar o huir de su hogar o de su lugar de residencia habitual, en particular como resultado o para evitar los efectos de un conflicto armado, de situaciones de violencia generalizada, de violaciones de los derechos humanos o de catástrofes naturales o provocadas por el ser humano, y que no han cruzado una frontera estatal internacionalmente reconocida”.
El fenómeno del desplazamiento interno es muy complejo y difícil de abordar. Es multifactorial. Las causas que lo ocasionan, a lo que se enfrentan los desplazados internos en cada país y las múltiples razones que impulsan su desplazamiento se suman a la dificultad que supone comprender esta situación.


Por todo ello, veo acertado que AMLO haya ido a visitar al presidente de Estados Unidos, Joe Biden, y que abordara un tema tan relevante como la migración, entre otros aspectos, por ello, creo que todos y cada uno de nosotros los mexicanos debemos tener, por consiguiente, el valor de no cerrar los ojos ante los refugiados y los desplazados forzosos. Debemos permitir que sus rostros penetren en nuestro corazón y acogerlos en nuestro mundo. Si escuchamos sus esperanzas y su desesperación, entenderemos sus sentimientos.
Ante la situación de ellos, nuestros hermanos migrantes, se hace necesario promover la dignidad humana, expresar y desarrollar en toda acción el amor hacia ellos. Debemos dejarnos amar y enfatizar en cada lugar la dignidad que tienen por el hecho de ser personas.
Lo que hagamos con los demás tiene una dimensión trascendente; el migrante es otro como yo, aunque sea de otra nacionalidad. Estamos todos ligados por relación natural hacia la universalidad o la fraternidad.
Por ello, la migración en México está unida a un conjunto de distintos fenómenos, entre ellos, problemas económicos, la pobreza o el incremento de las desigualdades, pero, sobre todo, el deseo de lograr un mejor nivel de vida. La meta de una realidad próspera en Estados Unidos no siempre se consigue; se pone en riesgo la propia vida con el maltrato y el chantaje de los “coyotes”.
Por tanto, el pedir aumento de visas temporales para trabajar en la mano de obra es una buena iniciativa; otro elemento importante es aumentar las fuentes de trabajo para que las personas no dejen a sus seres queridos, porque así ponen en riesgo a sus familias.

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