El número de víctimas mortales del terremoto sigue aumentando: en Turquía, 6.234 personas han muerto según los últimos datos facilitados por la agencia turca de emergencias y catástrofes Afad, y más de 2.400 en Siria.
Hay decenas de miles de heridos, 37.000 sólo en territorio turco, y un número indeterminado de desaparecidos.
Muchos pueden pedir ayuda a través del móvil, e incluso enviar vídeos y fotos para ser localizados. Miedo y desesperación, pero también rabia por los retrasos en las operaciones de rescate entre la gente que espera conocer la suerte de familiares y amigos entre los cientos de réplicas. En Turquía, al menos 8.000 personas han sido rescatadas hasta el momento.
SOLIDARIDAD INTERNACIONAL EN MOVIMIENTO
El Presidente turco Erdogan declaró el estado de emergencia durante tres meses en las diez provincias del sureste del país y está empleando mano dura para frenar las polémicas: la policía detuvo a cuatro personas, acusadas de ser “provocadora con el objetivo de crear miedo y pánico”, por protestar en las redes sociales por los retrasos en las operaciones de rescate.
Aún más difícil es la situación en Siria, donde la oposición al régimen denuncia que “cientos de familias” siguen atrapadas bajo casas derrumbadas y los esfuerzos internacionales de ayuda se topan con una especie de cerrazón por parte de Damasco. A medida que pasan las horas, se envía ayuda de todo el mundo a las zonas afectadas, desde Europa e incluso desde México y Venezuela. La ayuda de la OTAN llega a Turquía, mientras que Estados Unidos redirige principalmente la ayuda humanitaria al noroeste de Siria, en zonas no controladas por el presidente Bashar al-Assad.
