La humanidad amenaza a tortugas de millones de años

La tortugas son una especie que tiene millones de años sobre la Tierra, y en unas pocas décadas, la humanidad fue capaz de ponerlas en peligro de extinción, dijo Federico Alberto Abreu Grobois, investigador del Instituto de Ciencias del Mar y Limnología de la UNAM.
De hecho, han sido afectadas desde la explotación comercial, el saqueo ilegal de sus huevos en las playas, la pesca incidental, la cacería fortuita, la destrucción del medio ambiente e incluso el cambio climático (causado por la actividad humana), agregó el académico universitario.
Además, las tortugas tienen diferentes depredadores en cada fase de su vida. Por ejemplo, cuando los huevos están incubándose en la playa, se los comen los perros, los gatos e incluso los zorros. Cuando salen de los huevos y caminan hacia la playa, las aves marinas y cangrejos las atacan para comérselas.
La pregunta es: ¿cuánto tiempo tardará la recuperación? Porque no es igual dos décadas de un desplome a una recuperación de muchos más años, si es que hay una cooperación internacional, añadió el especialista en el tema.
Una tortuga de especie pequeña puede poner entre 90 y 95 huevos, y las grandes hasta 130. A ciencia cierta, no se sabe cuántas sobreviven de cada puesta debido a que es muy difícil medirlo, sin embargo, hay estimaciones que plantean que subsiste 1 de cada 100.
Alrededor del mundo hay ocho especies de tortugas, de las cuales, siete llegan a México: caguama, carey del Pacífico, verde, golfina, lora o kempi, prieta y laúd. Sin embargo, todas están catalogadas en peligro de extinción.
Históricamente, han sido utilizadas con varios fines. Por ejemplo, en Japón se acostumbraba comer la carne de la tortuga golfina, y a pesar de la prohibición en México y países de Latinoamérica, la costumbre continúa.
Además de consumir la carne, hay varios productos derivados de la tortuga que son para uso cosmético e incluso su piel se usa para artículos de cuero.

Una especie migratoria

Se trata de una especie marina migratoria con un ancestro terrestre, que durante su vida tiene diferentes fases ambientales. Todo empieza en su reproducción; las hembras deben salir del agua, buscar un lugar adecuado para cavar un nido, depositar sus huevos, taparlo para incubarlos, regresar al mar y abandonar a sus hijos a su destino.
Cuando nacen, sienten la temperatura de la arena; si está muy caliente es de noche y es la señal para salir, si está menos cálida es de día. Las crías salen de noche porque hay menos depredadores.
Si logran llegar a la playa, se remontan en las corrientes oceánicas y las llevan a una distancia de cientos o miles de kilómetros, muy distantes de su anidación, y en el ambiente marino permanecen aproximadamente durante 20 años (dependiendo de la especie y población).
Posteriormente, les entra un clic que les dice: “tengo que volver a casa para reproducirme”. Después de tantos años y ya maduros sexualmente, tienen la capacidad de recordar la ubicación geográfica en donde nacieron.
Regularmente, se reproducen durante el verano en lugares cercanos a sus playas de nacimiento, luego llega una nueva generación y el ciclo continúa. Sin embargo, con el cambio climático este proceso resulta afectado.

La amenaza del cambio climático

El sexo de la tortuga se determina por la temperatura de la arena en la playa. Lo ideal es que esté a 31 grados, así la mitad de los huevos serán hembras y la mitad machos. Sin embargo, si el clima aumenta a más de esta cifra, todas serán hembras, y si baja, todos serán machos.
Con el cambio climático, algunas costas mexicanas han cambiado su clima. Por ejemplo, las playas con arena café oscura como las de Veracruz y el Pacífico mexicano, durante el verano son más calientes, pero las ubicadas en el Caribe son menos cálidas.
Esto se debe al “albedo”, que es la absorción de la radiación por el color de la tierra. La coloración oscura captura la irradiación y se queda con el calor. La arena de color menos oscura se calienta menos.
Las playas del norte del país, como es Sinaloa, tienen mayor problema por temperaturas más altas, y durante el verano han llegado a condiciones “letales” como son 37 grados, justo en la época cuando las tortugas se reproducen. A esa temperatura, los huevos de las tortugas se cuecen.

¿Podrán sobrevivir?

Las tortugas han sobrevivido durante millones de años en la Tierra porque han podido adaptarse a los cambios climáticos que han sucedido antes, esto debido a que fueron paulatinos y tuvieron tiempo de reconocer el territorio y resguardarse.
El problema actual es que el cambio climático ocurre de forma acelerada, y actualmente las tortugas no tienen una respuesta genética que las ayude a sobrevivir.
Quizás podrían poner sus huevos en playas más alejadas, en donde la temperatura sea adecuada. Pero hasta el momento, los científicos desconocen si las tortugas serán capaces de distinguir que el clima donde nacieron ya no es el adecuado.
Actualmente, se llevan a cabo trabajos de conservación y se ha prohibido la comercialización de productos derivados de las tortugas, y por eso se ha logrado una recuperación incipiente.
Por ejemplo, antes, la pesca de camarones se llevaba indiscriminadamente a las tortugas, y era uno de los problemas de mayor impacto. Para evitarlo, se introdujeron dispositivos “excluidores” de tortugas, y cuando la red detecta una de estas especies se abre para que puedan salir.
En las playas del Pacífico mexicano hay recorridos durante las noches para rescatar los huevos y trasladarlos a sitios de resguardo de incubación y así evitar el saqueo.
Otra medida es transportar los nidos a lugares protegidos, en donde además tienen malla sombra para proteger de las temperaturas letales.

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