El Vaticano incluye una peregrinación LGBTQ y un crucifijo arcoíris en las celebraciones del Jubileo

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El Vaticano se prepara para albergar una serie de eventos para la comunidad LGBTQ en Roma la próxima semana, incluyendo una misa, vigilias de oración y una procesión a la Basílica de San Pedro. Pero la naturaleza de estos eventos plantea una pregunta inquietante: ¿permitirá el Papa León que la apostasía entre en el Vaticano para que todo el mundo la vea?
El 5 de septiembre se celebrará en el Vaticano el encuentro internacional «Escuchando las experiencias de los católicos LGBTQ», organizado por Outreach, una organización estadounidense fundada por el padre jesuita James Martin. Según el anuncio, «Católicos LGBTQ de diversos países compartirán sus experiencias».

Un crucifijo arcoíris en la iglesia

Esa misma noche, se celebrará una vigilia de oración en la Iglesia del Gesù de Roma con cristianos LGBTQ+, sus padres y otros participantes. El Vaticano indicó que «durante la vigilia, se presentará una cruz arcoíris, traída a Roma por un grupo de peregrinos LGBTQ+ y sus padres».
El uso de un crucifijo arcoíris, una clara distorsión de la imagen sagrada del sacrificio de Cristo, es nada menos que una herejía.
Fusionar la cruz de Jesús con el símbolo del orgullo gay que afirma estilos de vida que la Biblia considera pecaminosos (Levítico 18:22; Romanos 1:26-27) es presentar al mundo un evangelio falso.

¿Afirmación o apostasía?

El 6 de septiembre, el obispo Francesco Savino, vicepresidente de la Conferencia Episcopal Italiana, presidirá una misa en la misma iglesia, seguida de una peregrinación jubilar a la Puerta Santa de la Basílica de San Pedro con más de 1000 participantes. Finalmente, los peregrinos se unirán al Papa para el rezo del Ángelus en la Plaza de San Pedro.
El papa anterior, Francisco, hizo varias declaraciones que indicaban su apertura a la comunidad LGBTQ. Al preguntársele si había espacio en la Iglesia para las personas transgénero, no binarias o LGBTQ+, respondió: «Toda persona es hija de Dios, todos. Dios no rechaza a nadie, y el clero de la Iglesia Católica tampoco debería hacerlo». Añadió: «No tengo derecho a expulsar a nadie de la Iglesia. La Iglesia no debe cerrarle las puertas a nadie».
Amar a quienes están atrapados en el pecado es una cosa. Jesús mismo mostró compasión por los pecadores, pero siempre los llamó a «vete y no peques más» (Juan 8:11). Lo que presenciamos en Roma se parece menos a una invitación al arrepentimiento y más a una afirmación de estilos de vida que Dios ha declarado abominables.

Un patrón en las denominaciones tradicionales

Lo que ocurre en el Vaticano no ocurre de forma aislada.
Muchas denominaciones protestantes tradicionales, como la Iglesia Metodista Unida, adoptaron este mismo camino hace años, afirmando el pecado en lugar de corregirlo con amor. Hoy, esas denominaciones han abandonado en gran medida la autoridad bíblica, reemplazando el evangelio por la adaptación cultural. Este es el fruto de la apostasía, la gran caída que predice la Escritura (2 Tesalonicenses 2:3).
Si el Papa León decide afirmar estos estilos de vida, corre el riesgo de engañar a millones de personas. La aceptación de una cruz arcoíris en el corazón del Vaticano ilustra hasta qué punto puede desviarse la iglesia visible cuando prioriza la aprobación cultural por encima de la verdad bíblica.

La apostasía del fin de los tiempos

El apóstol Pablo advirtió que en los últimos días la gente no soportaría la sana doctrina, sino que se reunirían maestros para afirmar sus deseos (2 Timoteo 4:3). Los eventos planeados en el Vaticano guardan una sorprendente similitud con esta apostasía, señalando una iglesia que prefiere el aplauso del mundo a la obediencia a Dios.
Este momento no se trata solo de la Iglesia Católica, sino de una advertencia para el cuerpo global de Cristo. Lo que sucede en Roma repercutirá en todo el mundo, moldeando la percepción que muchos tienen del cristianismo.

Un llamado a la oración

Los cristianos deben orar fervientemente en esta hora. Oren por quienes han cedido a sus deseos carnales, para que tengan un encuentro radical con el Espíritu Santo, se arrepientan de sus pecados y vivan una vida que agrade al Señor. Oren por la valentía de los líderes de la iglesia para mantenerse firmes en las Escrituras, incluso cuando sean impopulares. Y oren para que el verdadero evangelio de Jesucristo, de amor, perdón y transformación, brille en medio de la oscuridad de la transigencia y la confusión.