Cada vez más se va estrechando el círculo, cual nudo de horca, sobre La Chingada, Palenque, Chiapas y van saliendo más datos sobre el impresionante saqueo sistemático del que fue objeto el Estado mexicano a través de Pemex, los militares que pusieron a cuidar las aduanas y de los políticos de MRN que organizaron y, hasta la fecha, disfrutan de todo lo robado a México tanto en materias primas como en impuestos dejados de percibir por su comercialización ilegal.
Como consecuencia de ello, el mito de la transformación que no fue ni tampoco será se está derrumbando y quizá, merced a las dádivas gubernamentales, todavía alcancen a ganar varias elecciones, pero lo que sí ya no van a lograr es pasar a la historia en los términos que soñaba su corrupto líder y fundador.
Sí, ya no hay forma de que pasen a la historia como los purificadores de la vida pública nacional, sino que, por el contrario, la historia los señalará como los más grandes corruptores de la vida pública nacional.

Porque, si ahorita se va sabiendo todo lo que ya se sabe, cuando apenas ha pasado un año de que el grandísimo corrupto se fue a La Chingada y que se quedó al frente su mejor lacaya para cuidarle las espaldas, ¿Qué no se va a saber en veinte, treinta o más años?
Lo que se va descubriendo se debe a la tremenda presión internacional (yanqui) y al tamaño colosal de las redes de crimen y corrupción que se formaron con López Obrador y aunque, la señora Sheinbaum trata de controlar el incendio limitando la responsabilidad en operadores de medio pelo como los sobrinos del almirante exsecretario o el mismo exsecretario de gobierno de Tabasco, sin tocar a los que fueron sus jefes ni mucho menos al que todo lo supo y permitió: el entonces presidente.
Y así, por más controles de daños que intente la presidente, sus esfuerzos por ocultar las complicidades de la plana mayor de su movimiento en los más grandes actos de corrupción que se tenga conocimiento en la historia de México, serán tan vanos como lo son los del ahorcado que se trata de zafar del nudo.
Y es que simplemente no hay manera de tapar el sol con un dedo, porque escogiendo el camino que se escoja se va a llegar al mismo punto: el expresidente que está en La Chingada.
Y así, si se elige la ruta de la Marina se comienza con los directores aduanales (los sobrinos), se pasa por el secretario (el tío) y se llega al presidente; si se sigue el camino de Pemex empezamos por el gran amigo de López que era el director, luego la que fuera secretaria de energía (la hoy gobernadora de Veracruz Nahle) y se llega al presidente.

Y así se puede escoger SEGALMEX, las “aportaciones al movimiento” en efectivo y con ligas, bolsas y hasta cajas o cualquier otro caso de corrupción y el destino final será López Obrador.
Por toda esta corrupción es que ahora se explica la enjundia con la que combatieron hasta extinguir totalmente al Sistema Nacional de Transparencia y la prisa por someter al Poder Judicial.
Ya que así, creyeron que iba a ser imposible descubrirlos, pero como ya se dijo en líneas anteriores, es tan grande lo que hicieron que no hay manera de ocultarlo por mucho tiempo.
Y por ello, es que cada vez estoy más convencido que cuando el gran caradura decía que la corrupción se tenía que barrer de arriba hacia abajo, seguramente estaba pensando en su organización criminal tabasqueña.
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