Carlos III se sintió “profundamente conmovido” tras el gesto que tuvo el príncipe Harry con él de estar rápidamente a su lado, cuando el monarca anunció hace unos días la impactante noticia del cáncer que padece.
A pesar del gran distanciamiento tanto físico como emocional que hay entre padre e hijo desde hace tiempo, para el soberano de 75 años supuso un enorme detalle el hecho de poder tener cerca a uno de sus descendientes en este momento tan delicado.
Aunque fue un encuentro breve de menos de una hora (alrededor de 45 minutos) en su residencia de Clarence House, el viaje relámpago que hizo el duque de Sussex desde Estados Unidos a Londres significó mucho para el jefe del Estado.
Así lo desvela la periodista británica experta en realeza Emily Nash, quien destaca la determinación que tuvo el hermano menor de William de Inglaterra para tomar el primer vuelo e ir a arropar de forma inmediata a su progenitor.
“Aunque apenas han pasado tiempo juntos durante los últimos años, algo como esto te hace dejar los problemas a un lado y pensar solo en el momento. Creo que es digno de elogio y el Rey lo habría acogido con agrado”, señala la comunicadora.
Considera que la situación entre ellos sigue siendo difícil a la hora de tender puentes, pero una cita como esta “resulta especialmente agradable y espero que allane el camino para un mayor contacto”, apostilla.
En este sentido, a Carlos III “le encantaría” reconciliarse definitivamente con Harry y se muestra “optimista” para que eso se produzca más pronto que tarde, según explicaba recientemente el cronista Robert Hardman: “Está muy dispuesto y le gustaría para que las cosas volvieran a su cauce”.
Es verdad que “hay ciertas cosas que no son negociables” cuando hablamos de la Corona, “pero su relación podría evolucionar a mejor”, sentenciaba.
Cabe recordar que el Príncipe no dudó ni un minuto en recorrer los 9.000 kilómetros que hay desde California hasta la capital inglesa para ver a su progenitor, quien le había informado personalmente del dictamen médico antes de hacerlo público.
Su estancia en Reino Unido apenas duró un día, tras la cual cruzó de nuevo el Atlántico para regresar a su mansión en Montecito (condado de Santa Bárbara) donde vive con su mujer, Meghan Markle, y sus hijos Archie y Lilibet.
Después de esa reunión entre padre e hijo, el monarca voló en helicóptero hasta su retiro campestre de Sandringham, donde precisamente lo volvíamos a ver en compañía de la reina Camilla.
El matrimonio royal acudía -como es costumbre- a un servicio religioso en la iglesia de Santa María Magdalena, un día después de que el soberano rompiera su silencio para agradecer las muestras de cariño que está recibiendo en los últimos días.
“Como saben todos aquellos que se han visto afectados por el cáncer, esos mensajes de apoyo son el mayor consuelo”, expresaba el Rey en su comunicado.
“Es igualmente alentador ver cómo el haber compartido mi diagnóstico ayuda a una mayor comprensión sobre el trabajo de todas aquellas organizaciones que apoyan a los pacientes y sus familias”, añadía.
“Mi admiración por su incansable dedicación es aún mayor debido a mi propia experiencia personal”, concluía.
